*AETHERIUS*
Ya llevamos un día y medio de camino desde que salimos de Shira hacia la capital nuevamente. El trayecto ha sido sorprendentemente tranquilo, a pesar de las advertencias de mis padres sobre las bestias que solían atacar por estos rumbos. Nos movemos en dos carruajes: uno pequeño que lleva nuestras pertenencias, manejado por Otto, y otro donde viajamos nosotros, con mi padre y Atheria al mando.
"El camino está demasiado calmado," comentó mi padre, mirando el paisaje despejado. La nieve comenzaba a derretirse, revelando el pasto verde y vibrante, anunciando la inminente llegada de la primavera.
"¿Qué les parece si hacemos una pausa? Llevamos mucho tiempo en camino y los caballos necesitan descansar," sugirió Atheria.
Nos detuvimos en un claro donde el pasto ya estaba al descubierto, cerca de un bosque. Recordé que, debido a un desprendimiento de montaña, el camino más corto había sido bloqueado, obligándonos a tomar una ruta más larga a través del extenso bosque.
A unos metros de nosotros, había un pequeño arroyo donde los caballos descansaban y Atheria esperaba encontrar peces para acompañar la comida. La risa de Calafell mientras jugaba con Elowen llenaba el aire de alegría.
"¡No te alejes demasiado, Elowen! Acercarse al bosque es peligroso," le advertí. Ella solo levantó el pulgar en señal de que me había oído.
"Therius, ven a ayudarnos aquí," llamó mi madre. Dejé a Elowen con Calafell y me acerqué a ayudarla a preparar la comida. Otto y mi padre fueron por leña para el fuego mientras Atheria seguía intentando pescar algo en el arroyo.
"Aquí está la leña," anunció mi padre, dejando el montón a un lado. "Encárguense del fuego ahora," ordenó mi madre.
El tiempo pasó y Atheria logró conseguir cuatro pescados grandes en el arroyo.
"¡Felicidades!" le dije al verla contenta después de casi una hora de intentos.
Al no escuchar la risa de Calafell, supuse que tal vez se había dormido. Me giré para ver dónde estaban. "Elowen, ¿se durmió la niña?" pregunté, pero no la veía por ningún lado.
"Mamá, ¿Elowen volvió al carruaje?" pregunté, cada vez más preocupado. Ella me miró, buscó a su alrededor y sus ojos se abrieron con horror. "¡Dorian! ¡Otto! ¿Vieron a las niñas?" gritó mi madre, haciendo que todos giraran la cabeza bruscamente.
"No. ¿Atheria?" preguntó mi padre. Ella negó con la cabeza. Nos levantamos todos y comenzamos a buscar frenéticamente en los alrededores. "¡Elowen!" grité mientras corría hacia el bosque. "¡Elowen!" volví a gritar, pero no hubo respuesta.
Regresé al campamento y miré a todos sin rastro de Elowen o Calafell. "¿Dónde carajos están?" pregunté con un nudo de horror en el pecho.
La desesperación aumentaba a medida que el sol comenzaba a ponerse. "¡Elowen!" seguí gritando mientras me movía con rapidez, con Otto a mi lado y Atheria y mi madre buscando en otra dirección. Mi padre se quedó para resguardar el campamento en caso de que regresaran.
Cada minuto que pasaba sin encontrar a las niñas hacía que el miedo se apoderara más de mí. Sabía que debía mantener la calma, pero la posibilidad de que algo les hubiera pasado me atormentaba. Seguí buscando con la esperanza de encontrar algún rastro, alguna señal de ellas, mientras la noche empezaba a caer sobre nosotros.
El bosque se volvía cada vez más oscuro y denso a medida que avanzábamos. El sonido de nuestras propias pisadas sobre las hojas secas parecía ensordecedor en el silencio del anochecer. "¡Elowen! ¡Calafell!" seguí gritando, pero el eco de mis voces parecía ser la única respuesta.
"Therius, no te alejes demasiado," me advirtió Otto, manteniéndose cerca de mí. Su preocupación era evidente, y aunque él también estaba angustiado, trataba de mantener la calma para no empeorar mi ansiedad.
De repente, escuchamos un leve susurro, como el murmullo de un arroyo cercano. Me detuve y agudicé el oído. "¿Escuchaste eso?" le pregunté a Otto.
"Sí, parece venir de esa dirección," respondió, señalando hacia la izquierda. Nos dirigimos hacia el sonido, con la esperanza de que fueran las niñas. Al acercarnos, distinguí una pequeña figura junto al agua.
"¡Elowen!" grité, corriendo hacia ella. La encontré sentada junto al arroyo, con Calafell acurrucada a su lado. Ambas estaban asustadas, pero ilesas.
"¿Qué estaban haciendo aquí?" les pregunté, tratando de mantener la calma mientras las abrazaba.
"Calafell empezó a perseguir unas aves y fui detrás de ella, pero luego no pudimos encontrar el camino de regreso," dijo Elowen con la voz temblorosa. Sus ojos reflejaban el miedo y la culpa por haberse alejado tanto.
"Está bien, ya estamos aquí," les dije, tratando de tranquilizarlas. "Vamos, volvamos al campamento."
Regresamos con las niñas, y el alivio en los rostros de todos fue palpable. Mi madre corrió a abrazarlas, lágrimas de alivio corriendo por sus mejillas. "Gracias a los cielos están bien," susurró, abrazándolas con fuerza.
Mi padre y Atheria también se unieron al abrazo, agradeciendo que todo hubiera terminado bien.
"Debemos ser más cuidadosos," dijo mi padre con seriedad. "No podemos permitirnos más sustos como este."
Todos asentimos, conscientes de lo cerca que habíamos estado de un desastre. La noche había caído por completo cuando finalmente nos sentamos alrededor del fuego para cenar. Atheria había cocinado los pescados, y aunque la comida estaba deliciosa, nadie hablaba mucho, cada uno procesando lo que había ocurrido a su manera.
"Gracias por encontrarme," susurró Elowen, acurrucada a mi lado mientras comíamos. La miré y le sonreí, pasando un brazo protector alrededor de ella.
"Siempre estaré aquí para cuidarte," le respondí, sintiendo una profunda conexión y responsabilidad hacia ella y Calafell.
A la mañana siguiente seguimos con el camino y ahora mi madre no se separan de Calafell y Elowen, entendí su miedo ya que yo también lo sentí y muy real.
El bosque lo dejamos atrás hace unas horas ya hora solo había llanuras aún repletas de nieve y pequeños charcos dónde la misma nieve se derretía.
"Ya falta día y medio para llegar, así que no desesperen tanto" dijo Atheria desde afuera conduciendo el carruaje.
El camino fue aburrido y mientras dábamos pequeños descansos para estirarnos yo y Otto teníamos un pequeño intercambio de golpes.
"Puede que hayas olvidado cosas, pero tú cuerpo y tus sentidos saben cómo moverse y responder" me alago Otto mientas esquivé una serie de golpes y patadas. Di un pequeño salto y gire dándole una patada con mi talón derecho y el no bloqueo con su brazo.
Me aleje dando unos saltos hacia atrás, "¿Cómo vas con tu magia?" Pregunto Otto, "aún me es difícil controlarla desde cero aún con mis recuerdos borrosos para manejar el mana, y aún más con la cantidad en mi núcleo" le conteste.
"Enséñame lo poco que puedes hacer", me desafió con una sonrisa irónica. Cerré los ojos y traté de recordar cómo hacer la asimilación elemental. Había aprendido a circular el mana por mi núcleo y luego por mis venas, haciendo que estallara antes de comprimirla de nuevo.
Respiré profundamente, dejé fluir el mana y comencé a hacer movimientos con mi cuerpo, como lo hacía cuando meditaba para calmar mi mente. Sentí el mana moverse lentamente, resistiéndose al principio, pero poco a poco comenzó a fluir con más libertad.
Aparecieron media docena de esferas de energía eléctrica blanca en mis palmas. Las hice bailar en el aire alrededor de mí, creando líneas luminosas a su paso. Al mover mis brazos sobre mi cabeza, las esferas descendieron, formando figuras complejas y resplandecientes.
Estiré mi pierna derecha y dibujé un círculo con la punta del pie, sintiendo el mana moverse a cada rincón de mi cuerpo. Una sensación de comezón en los dientes y un hormigueo en las palmas indicaban que estaba haciendo algo bien. Deformé las esferas en mis manos, bañándolas en energía eléctrica. Sentí una mezcla de calor y frío subiendo hasta mis codos.
En el suelo, las otras esferas giraron alrededor de mis pies, creando un espectáculo de luces. La estática levantó mi cuerpo, y las esferas se deformaron y se adhirieron a mis piernas. La calidez subió desde mis pies, atravesando mis rodillas, mientras las esferas que danzaban a mi alrededor desaparecían, incrustándose en mis extremidades.
Abrí los ojos y vi zarcillos blancos saliendo de mi cuerpo, creando estática que levantaba mi cabello y agitaba el mana atmosférico. "Oh vaya, eso es nuevo", escuché decir a mi padre.
"Me es difícil mantenerlo ya que la sensación es extraña", expliqué mientras estiraba mis manos. La energía que rodeaba mis brazos era como una segunda piel, creando venas oscuras como quemaduras de relámpagos naturales, y mis uñas se habían vuelto puntiagudas y filosas. Mis piernas estaban iguales, con una especie de armadura y rodilleras puntiagudas, mientras la punta de mis pies se curvaba hacia arriba.
"Veo que es una asimilación por partes. Mejorarás con el tiempo, solo ten paciencia", dijo mi madre, observándome con atención.
"Bueno Therius, ¡Ven!" Dijo Otto, empuñando sus chacos de tres bastones, de los cuales emanaban llamas. Di un paso adelante y sentí cómo el mundo a mi alrededor se alargaba y luego aparecía frente a Otto, sorprendiéndolo.
Lancé un puñetazo hacia su pecho, y aunque él levantó los brazos para bloquearlo, el impacto lo empujó hacia atrás. En sus brazos quedaron marcas de quemaduras donde mi puño lo había tocado.
"Impresionante", dijo Otto, frotándose las quemaduras. "Pero vas a necesitar más que eso para vencerme."
Otto giró sus Sansetsukon con maestría, creando un torbellino de fuego a su alrededor. Las llamas danzaban y rugían, iluminando el lugar con un brillo intenso. Avanzó hacia mí con una velocidad sorprendente, lanzando golpes rápidos con los Sansetsukon en llamas. Me moví con agilidad, esquivando sus ataques, mientras las chispas volaban a nuestro alrededor.
Reuní más energía eléctrica, sintiendo el poder crecer dentro de mí. Contraataqué con una ráfaga de rayos blancos, que se estrellaron contra las llamas de Otto. El choque de nuestras magias creó una explosión de luz y calor, empujándonos a ambos hacia atrás.
"No está mal", dijo Otto, con una sonrisa desafiante. "Pero aún no recuerdas todo lo que puedo hacer."
Concentré mi mana, sintiendo cómo la electricidad corría por mis venas. Mis brazos y piernas brillaban con un resplandor blanco intenso. Di un salto hacia adelante, y el mundo pareció ralentizarse a mi alrededor. Golpeé a Otto con una serie de puñetazos y patadas eléctricas, cada impacto acompañado de una chispa de energía.
Otto giró sus Sansetsukon, bloqueando algunos de mis ataques, pero varios de ellos lo alcanzaron, dejándole más marcas de quemaduras. Retrocedió un poco, sus llamas parpadeando mientras trataba de recuperar el equilibrio.
"¡Vamos, Therius! ¡No te detengas!" Me animó mi madre desde el borde del campo de batalla.
Inspirado por sus palabras, cargué hacia Otto una vez más, decidido a demostrar mi verdadero potencial. La electricidad y el fuego chocaron de nuevo, iluminando el campo de batalla con un espectáculo de poder y destreza.
Las chispas volaban a nuestro alrededor mientras intercambiábamos golpes, cada uno más feroz que el anterior. La energía eléctrica y las llamas se entrelazaban, creando una danza de luz y calor. Podía sentir el sudor en mi frente, pero la adrenalina y la determinación me mantenían enfocado.
Otto giró sobre sí mismo, lanzando una ráfaga de fuego desde sus Sansetsukon, obligándome a retroceder. Aprovechando el momento, giré sobre mi eje y disparé una serie de rayos blancos hacia él. Las explosiones resultantes hicieron que ambos nos cubriéramos momentáneamente.
"¡Therius, cuidado!" Gritó mi padre. Levanté la vista justo a tiempo para ver a Otto lanzándose hacia mí, sus Sansetsukon envueltos en una furia ardiente. Apenas pude bloquear el primer golpe con mis brazos electrificados, pero el impacto me hizo retroceder varios pasos. Sentí el calor abrasador a través de la energía que envolvía mi piel.
"¡No vas a vencerme tan fácilmente!" Gruñí, concentrando todo mi mana en un ataque final. La electricidad alrededor de mi cuerpo se intensificó, zarcillos blancos crepitando y agitando el aire. Con un grito, lancé una onda expansiva de energía que se estrelló contra Otto.
La explosión fue impresionante. Un destello cegador seguido por una ola de calor y estática que nos arrojó a ambos en direcciones opuestas. Sentí cómo mi cuerpo impactaba contra el suelo, el dolor recorriendo cada centímetro de mi ser. Pero no podía rendirme. No ahora.
Me levanté tambaleante, viendo a Otto hacer lo mismo. Sus Sansetsukon todavía ardían, aunque más débilmente. Sus ojos brillaban con una mezcla de respeto y desafío.
"Has mejorado mucho, Therius", dijo, su voz ronca pero firme. "Pero todavía tengo algunos trucos bajo la manga."
Antes de que pudiera reaccionar, Otto concentró sus llamas en un único punto, creando una esfera de fuego que creció rápidamente en tamaño y calor. La lanzó hacia mí con una velocidad increíble. Apenas tuve tiempo de levantar mis manos y crear un escudo de electricidad. La esfera de fuego impactó contra mi escudo, haciendo que la energía estallara en todas direcciones.
El choque fue devastador. Sentí cómo la presión aumentaba, mi escudo de electricidad comenzaba a ceder ante el poder de las llamas. Pero no podía rendirme. No después de llegar tan lejos. Con un grito de esfuerzo, canalicé toda la energía que me quedaba en el escudo, reforzándolo y empujando hacia adelante.
La explosión resultante nos separó de nuevo, pero esta vez fui yo quien se levantó primero. Miré a Otto, que respiraba con dificultad, sus Sansetsukon colgando inertes a su lado.
"He terminado", dijo con una sonrisa cansada. "Has demostrado que tienes lo que se necesita, Therius."
Solté un suspiro de alivio, dejando que la energía eléctrica se disipara lentamente. Mi cuerpo dolía por todas partes, pero la satisfacción de haber demostrado mi valía superaba cualquier dolor.
"Buen trabajo, hijo", dijo mi padre, acercándose y poniendo una mano en mi hombro. "Tu gran potencial esta regresando. Solo sigue trabajando duro y mejorarás cada día."
Mi madre también se acercó, con una sonrisa orgullosa en su rostro. "Estamos muy orgullosos de ti, Therius."
Otto, aunque visiblemente agotado, se acercó y me ofreció la mano. "Bien hecho. Has demostrado que puedes controlar tu poder y usarlo de manera efectiva. Solo recuerda, la paciencia y la práctica constante son claves."
Apreté su mano con gratitud. "Gracias, Otto. Agradezco tu compañía y tu tiempo."
***
Nota del autor:
Buenos días, tardes o noches, dependiendo de la hora en que estés leyendo esto.
Antes que nada, gracias por leer El Susurro de las Hojas de Sombra.
Llevo más de un año escribiendo esta historia. Comencé durante mi último año de preparatoria; después llegó la universidad y, con ella, el trabajo. Desde entonces he estado bastante ocupado, lo que ha hecho que el proceso de escritura y publicación avance más lento de lo que me gustaría.
Tal vez en algún capítulo mencioné que la historia ya estaba completamente escrita y que solo faltaba publicarla de manera gradual.
Bueno… eso ya no es del todo cierto.
Hace poco volví a leer la novela completa y, siendo completamente honesto, no me gustó. Mientras la escribía sentía que iba por buen camino, pero al revisarla con más calma noté que le faltaban muchas cosas: escenas alargadas sin necesidad, peleas mal desarrolladas, errores en escenarios, nombres y varios detalles importantes que no quedaron como yo quería.
Por esa razón, he decidido reescribir parte de la historia. No rehaceré los cuatro volúmenes completos, ya que contienen demasiados eventos, datos y elementos relevantes, pero sí realizaré cambios importantes para mejorar la calidad general.
Ahora, quiero ser totalmente transparente y aclarar algo importante: sí, he usado IA, pero en muy pocas ocasiones. Lo recalco porque quiero ser honesto. La he utilizado solo como apoyo en escenas puntuales cuando mi propia escritura no terminaba de convencerme.
Esto NO SIGNIFICA que los capítulos estén escritos por IA. La historia, los personajes y el mundo son completamente míos.
Entiendo que a algunos esta confesión no les agrade y que pueda generar críticas o consecuencias dentro de la plataforma. Aun así, prefiero decirlo con claridad y de frente.
También quiero disculparme por la falta de actualizaciones desde que inicié el volúmen 5. Entre el trabajo y la universidad, el tiempo personal se ha reducido bastante, y eso ha afectado directamente el ritmo de publicación y reescritura.
Aprovecho este espacio para aclarar algo más, con todo respeto:
Si eres promotor de ilustraciones o servicios similares, te agradecería que evites comentar dejando tu información de Instagram, Discord, Telegram u otros medios. Recibo muchos mensajes de ese tipo y, sinceramente, no es lo que estoy buscando ahora mismo.
Lo que más valoro y necesito son opiniones reales y sinceras: qué les gustó, qué no, qué creen que puede mejorar y, si es posible, recomendaciones sobre dónde podría publicar esta historia para recibir críticas más sólidas y constructivas. Mi objetivo es crecer como escritor.
También soy honesto al decir que me gustaría, algún día, contar con un contrato o una oportunidad real de promoción para esta historia. Y quién sabe… tal vez algún día llegue a ser algo más grande.
Gracias por su atención, su comprensión y por seguir aquí.
Nos vemos los domingos, y si esta historia les gusta, me ayudaría mucho que le den visibilidad compartiéndola con amigos, conocidos o comunidades que puedan disfrutarla.
Nos leemos pronto.
Gracias de corazón.
— DarkLeaves
