Era sábado por la mañana.
El sol entraba por la ventana de Nicole, suave, como si supiera que ese día era distinto.
Nicole se despertó temprano.
Tenía una salida con Alex por la tarde.
No era una cita oficial.
No eran novios.
Pero algo en su pecho latía como si lo fueran.
Se levantó, fue directo al armario.
Pasó los dedos por cada prenda.
Nada le convencía.
Hasta que lo vio.
El vestido blanco.
Brillante, delicado, con un toque de elegancia.
Nunca lo había usado.
Lo había guardado para "algún día".
Y ese día… parecía haber llegado.
Lo tomó con cuidado.
Se lo puso.
Giró frente al espejo.
El reflejo la hizo sonreír.
No solo se veía linda.
Se sentía distinta.
Tomó el celular.
Se mordió el labio.
Le sacó una foto al espejo.
Y se la mandó a Alex.
Nicole:
"¿Cómo me veo?"
La respuesta llegó rápido.
Alex:
"Hermosa."
Nicole se sonrojó.
Se sentó en la cama, con el celular en la mano.
No sabía qué responder.
Sus dedos temblaban un poco.
"¿De verdad?" —escribió, con nervios.
Justo cuando iba a enviar el mensaje, escuchó la puerta principal abrirse.
Se levantó de golpe.
Miró por la ventana del pasillo.
Dos voces conocidas.
—¡Nicole! —gritó una.
—¿Estás despierta? —dijo la otra.
Nicole salió de su cuarto, aún con el vestido puesto.
Y ahí estaban: Hengely y Michelle, con mochilas y sonrisas.
—¿Qué hacen acá? —preguntó, sorprendida.
—Vinimos a ayudarte —dijo Michelle—. Sabemos que tenés salida con Alex, y no te íbamos a dejar sola en esto.
—Además, queremos ver ese vestido en persona —agregó Hengely, guiñando un ojo.
Nicole se sonrojó más.
Se tapó un poco con los brazos.
—¿Cómo saben que tengo salida?
—Alex lo dijo ayer en el grupo de recreo —respondió Michelle—. Y vos no negaste nada.
Las tres rieron.
Nicole se relajó.
Las dejó pasar.
Nicole las dejó pasar.
Hengely entró como si fuera su casa. Michelle se sentó en el sofá y dejó su bolso en el suelo.
—¿Querés que te ayudemos a elegir los zapatos? —preguntó Michelle, sacando una caja de accesorios.
—Ya elegí —dijo Nicole, tímida—. Pero no sé si combinan…
—Mostralos —dijo Hengely, con una sonrisa cómplice.
Nicole fue a su cuarto y volvió con unos zapatos blancos, sencillos pero elegantes.
Las chicas los miraron como si fueran joyas.
—Perfectos —dijeron al mismo tiempo.
Nicole se rió.
Se sentó en el suelo, cruzando las piernas.
Michelle se acomodó a su lado.
Hengely se tiró en el sillón, con las piernas colgando.
—¿Estás nerviosa? —preguntó Michelle.
Nicole asintió.
—Un poco. No sé qué esperar. No somos novios… pero siento que cada vez que estamos juntos, algo cambia.
Hengely se incorporó.
—Eso se llama "estar en proceso". Y es más lindo que ser novios de golpe.
—¿Y si él no siente lo mismo? —preguntó Nicole, bajando la mirada.
Michelle le tocó la mano.
—Te respondió que te ve hermosa. Eso no se dice por compromiso.
Nicole sonrió.
Miró su celular.
Alex había mandado otro mensaje:
"No puedo esperar a verte."
Su corazón dio un salto.
—¿Y si me emociono demasiado? —preguntó, medio en broma.
—Entonces llorás —dijo Hengely—. Pero con rímel a prueba de agua.
Las tres rieron.
El ambiente se volvió liviano, cálido.
Como si el mundo se detuviera un rato para ellas.
Michelle sacó una pequeña paleta de sombras.
Hengely tenía un peine y una liga en la muñeca.
—Vamos a hacer magia —dijo Michelle.
Nicole se sentó frente al espejo.
Las chicas se pusieron en acción.
Michelle le aplicó una sombra suave, con brillo apenas visible.
Hengely le recogió el cabello en una media cola, dejando algunos mechones sueltos que caían como pétalos.
—No te estamos cambiando —dijo Hengely—. Solo estamos resaltando lo que Alex ya ve.
Nicole se miró en el espejo.
No se reconocía del todo.
Pero le gustaba lo que veía.
—¿Y si me pongo nerviosa cuando lo vea?
—Entonces pensás en nosotras —dijo Michelle—. Y en lo bien que te ves.
Nicole sonrió.
Se levantó.
Giró frente al espejo.
—¿Estoy lista?
Las chicas se miraron.
Y respondieron juntas:
—Más que lista.
Nicole se miró una última vez en el espejo.
El maquillaje era suave, el peinado delicado.
El vestido blanco brillaba con la luz de la tarde.
Se veía hermosa.
Y lo sabía.
Pero no por vanidad.
Por emoción.
—Le voy a mandar una foto —dijo, tomando el celular.
Michelle le quitó el teléfono con una sonrisa.
—¿Y si lo dejás como sorpresa?
—Va a valer más en persona —agregó Hengely.
Nicole dudó.
Pero aceptó.
Guardó el celular en su bolso.
Respiró hondo.
🚗 Camino al café…
La madre de Hengely, Carolina, manejaba tranquila.
Nicole iba en el asiento de atrás, mirando por la ventana.
—Gracias por traerme —dijo, tímida.
Carolina sonrió sin mirar.
—No agradezcas. Disfrutá con tu chico.
Nicole se sonrojó.
No corrigió.
Porque aunque no fueran novios…
Alex ya era su chico en el corazón.
Nicole entró al café con el corazón latiendo fuerte.
La luz cálida del lugar acariciaba las paredes, y el aroma a café recién hecho la envolvía como una promesa.
Buscó con la mirada.
Mesa 6.
Alex estaba ahí.
Camisa negra, pantalón gris, peinado coreano que le daba un aire serio y elegante.
Estaba mirando el celular, pero al levantar la vista y verla…
se quedó sin palabras.
Nicole avanzó despacio.
El vestido blanco brillaba con cada paso.
Su cabello recogido en media cola, los mechones sueltos bailando con el aire.
Alex se levantó, como si fuera un reflejo.
—Wow… —dijo, apenas audible.
Nicole se sonrojó.
—¿Me veo bien?
Alex la miró como si no pudiera creerlo.
—Te ves… increíble. Como si fueras de otro mundo.
Ella bajó la mirada, nerviosa.
Él le ofreció la silla.
Se sentaron.
🧁 Primeros minutos
El camarero se acercó.
Pidieron dos cafés y un pastel de vainilla para compartir.
—¿Estás cómoda? —preguntó Alex.
—Un poco nerviosa —admitió Nicole.
—Yo también. Pero… me alegra que estés acá.
Nicole sonrió.
Miró sus manos sobre la mesa.
Alex tenía una pequeña pulsera negra en la muñeca.
—¿Siempre la usás? —preguntó.
—Sí. Me la dio mi hermana. Dice que me da suerte.
—¿Y hoy la necesitás?
—Hoy no. Hoy tengo algo mejor.
Nicole lo miró.
No preguntó qué.
Pero lo supo.
💬 Conversación íntima
Hablaron de cosas pequeñas.
De cómo Nicole tardó en elegir qué ponerse.
De cómo Alex se peinó tres veces antes de salir.
—No quería que me vieras como siempre —dijo él—. Quería que supieras que me importa.
—Lo noté —respondió ella.
Hubo silencios.
Pero no incómodos.
Silencios que decían más que las palabras.
Nicole tomó un poco de café.
Alex la miraba como si cada gesto fuera una escena que quería recordar.
—¿Te pasa que querés decir algo, pero no sabés cómo? —preguntó ella.
—Todo el tiempo —dijo él—. Especialmente cuando estoy con vos.
Nicole se sonrojó.
Se acomodó el cabello.
Alex sonrió.
🍰 El pastel y las risas
Cuando llegó el pastel, Alex cortó un pedazo y lo puso en el plato de Nicole.
—¿Me estás sirviendo como en una cita? —bromeó ella.
—¿Y si lo es? —respondió él, serio.
Nicole lo miró.
No dijo nada.
Pero su sonrisa fue respuesta suficiente.
Comieron despacio.
Se rieron cuando Alex se manchó con crema.
Nicole le limpió con una servilleta, sin pensar.
Él se quedó mirándola.
—Sos muy dulce —dijo.
—Y vos muy tonto —respondió ella, riendo.
🌙 Cierre de la cita
La tarde se volvía noche.
El cielo tenía tonos dorados y violetas.
Salieron del café juntos.
Caminaron unos metros en silencio.
Nicole se detuvo.
—Gracias por invitarme.
—Gracias por venir.
Alex se acercó.
Le acomodó un mechón de cabello.
La miró con ternura.
—Nunca te había visto tan linda.
—Y eso que siempre te veo hermosa.
Nicole bajó la mirada.
Se mordió el labio.
No dijo nada.
El auto de Carolina se acercaba.
Nicole se giró para subir.
Antes de entrar, miró a Alex una vez más.
—Me gustó mucho estar con vos.
—A mí también.
Y se fue.
Alex se quedó ahí, mirando cómo se alejaba.
Pensando que si esto no era amor… entonces no sabía qué era.
"Fin del Capitulo 9"
