Jason estaba patrullando las calles más olvidadas de Gotham, también buscaba a su mejor amigo, Roy Harper, siempre habían estado juntos. Siempre y aunque no lo admitiría abiertamente, tenía sentimientos hacia él.
Y la maldición lo sabía.
Después de un rato y no poder encontrarlo decidió ir a buscarlo a su casa.
Cuándo llegó sintió que algo andaba mal, tomó su arma y entró en sumo silencio.
-¿Roy? -Nadie contestó, pero había un aroma en el aire, olía a galletas con chispas de chocolate, pero para Red Hood, olía a Destino.
Soltó su arma y empezó a caminar directo a dónde venía el aroma, llegó a una habitación, cuando la abrió vió a Roy sosteniéndose de la pared mientras jadeaba.
Red Hood dió un paso atrás casi al instante, todo el tiempo que llevaba de conocer a su mejor amigo, pensó que era Alfa, Roy le había dicho que era Alfa. Pero la imagen aquí decía lo contrario.
-No me jodas... -Jason se pasó una mano por el cabello, intentando procesar todo.
-Hood... Puedo explicarlo... -Roy retrocedió nervioso cuando notó su presencia. Sus feromonas se habían alterado esa mañana debido a que cambió de supresor y eso no le sentó nada bien, por lo que su cuerpo buscaba regularse, por eso estaba dejando salir muchas feromonas.
-Tu...
-No lo digas...
-... Eres...
-No lo digas, Jason...
-... Un...
-¡Que no lo digas!
-... Omega -Jason bajó la mirada al suelo -.¿Me mentiste? -Jason apretó los puños.
-Jason... Por favor...
-¿En qué más me has mentido, Roy?
-Nunca te mentí...
-¿Y esto? -Lo señaló entero -.¿Vas a decirme que es una equivocación cuando toda la casa apesta a feromonas?
-Yo... Entiende, no podía decirlo
-¿Por qué? -Avanzó un paso a él, Roy se puso la pulsera supresora y lo miró.
-¿Por qué? ¿Preguntas por qué? Por qué me habrías alejado y menospreciado
-Yo no-
-Sí, si lo hubieras hecho, ¿Crees que era sencillo? Con todos los comentarios despectivos qué hacías hacia los Omegas... ¿Cómo querías que te lo dijera, Jason
Jason bajó la mirada, sabía que él tenía razón y que él mismo fuera la razón que lo orilló a mentir le dolía, pero se acercó a él hasta estar a centímetros de distancia, entonces dejó salir su aroma, quería que se diera cuenta.
-Roy -Su mejor amigo se apartó y se negó a aceptar que el destino había llegado.
-No
-Roy, escúchame -Lo sostuvo del brazo.
-¡No!
-No puedes huir de esto... De mí
-No, quiero que te largues
-Ambos sabemos que no es verdad -Volvió a acercarse.
-¡Lárgate, Jason!
-¡Acepto que me porté como un imbécil al decir esos comentarios! -Sostuvo el rostro de Roy -.¿Okey?... Lo acepto, soy un imbécil la mayoría del tiempo... Pero... Cambié
-Sí, como no -Intentó apartarse pero Jason lo aprisionó contra la pared.
-¿Cuando fue la última vez que dije un comentario despreciable sobre los Omegas? -Roy se quedó quieto, no podía recordar, de hecho, Jason se la pasaba presumiendo a su pequeño hermano Omega.
-Yo...
-No tenías que mentirme... -Jason juntó sus frentes -.Pude haber cambiado para ti... -Roy lo apartó finalmente.
-Vete, Jason...
-Roy-
-Solo vete...
Jason apretó los puños, pero finalmente se largó.
Roy se dejó caer contra la pared y abrazó sus piernas, se empezó a cuestionar si cupido era en realidad un demonio cruel.
La maldición solo se rió.