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Primero fue Batman, quien dió origen a la maldición tras su propia desgracia provocada por Superman. Esto manchó a la familia.
Primero Dick, luego Jason y finalmente Tim.
Uno a uno se habían librado de la maldición, haciendola peor cada vez que pasaba. Retomandola cuando una brecha se abría.
Pero ahora había llegado al más pequeño de la familia, el que tenía directamente la sangre maldita corriendo por sus venas.
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Y está vez se aseguraría de saldar la deuda.
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Damian había estado pensativo los últimos días. En unas semanas sería su partida y aún no había hayado la manera correcta de comunicarselo a Jon.
Así que decidió compensar su futura ausencia, todos los días a la misma hora se reunía con Jon para pasar todo el día juntos y todas las noches a la misma hora se retiraban a dormir cada quien a su casa.
-Ultimamente pasas mucho tiempo conmigo, Dami -Dijo mientras miraba el cielo, caminando a su lado.
-¿Es una queja?
-Para nada -Sonrió y lo miró -.Solo quiero asegurarme... ¿Te vas a morir?
-No -Se detuvo para verlo.
-¿Me voy a morir?
-Kent -Dijo con fastidio y le jaló la oreja, el menor simplemente rió.
★★★
Estaban en la torre Titán, Damian estaba entrenado a Jonathan, aumentaba la intensidad cada vez un poco más.
-Aunque ya eres rápido sin poderes te falta fuerza y resistencia... -Dijo cruzándose de brazos.
Jonathan nada más lo miraba con un poco de cansancio, sabía que el entrenamiento era necesario, pero Damian parecía nervioso por algo.
-Dami... ¿Esta todo bien?
-Voy a ir a buscar unas cosas que ayudarán a tu entrenamiento -Y sin más salió de la sala.
Jonathan suspiró y decidió practicar algunos movimientos que Damian le había enseñado con la katana, hasta que sintió una presencia.
-Creo que finalmente se dió cuenta... -Sonrió con desdén y se acercó a Superboy -.Que eres un caso perdido
Jonathan dirigió su Katana hacia Kaldur, este sonrió engreído y lo bloqueó con una katana que ya tenía a la mano.
-Mira nada más -Dijo con una sonrisa burlona -.Si te gano de una vez, quizá Damian empiece a prestarle atención a alguien que sí vale la pena
Jonathan retrocedió, la katana levantada. Su expresión fría, una mirada asesina que solo Kaldur conocía.
-No metas a Damian en esto -A pesar de no tener poderes debido a la kriptonita roja, seguía siendo intimidante.
-¿Por qué no? -Kaldur pareció tener mucha confianza en sus habilidades e ignoró como todos sus sentidos le advertían que retrocediera -.Él siempre está encima de ti, tal vez solo necesita una demostración de que pierde su tiempo
Jonathan no dejó que la ira lo dominara, Damian se lo había advertido tantas veces que se lo había aprendido de memoria. Si dejaba que sus emociones lo dominaran, perdería. Respiró hondo, miró a Aqualad y cambió de posición.
El primer choque llegó, un sonido metálico resonó en toda la sala. Jonathan empujó con fuerza y obligó a Kaldur a retroceder un par de pasos. Aqualad arqueó una ceja, sorprendido, pero se lanzó con un corte descendente, Jonathan lo bloqueó y giró la muñeca, desviando la hoja.
Kaldur intentó barrerlo del suelo con el pie, pero Jonathan saltó hacia atrás y contraatacó con un tajo directo al hombro, Kaldur lo bloqueó, pero el impacto lo hizo inclinarse.
-¿Crees que eso impresionaría a Dami? -Jonathan rió con frialdad y burla -.Patético.
Kaldur apretó los dientes y arremetió con una serie rápida de golpes. Jonathan retrocedió, bloqueando uno tras otro, hasta que cambió la guardia, atrapó la hoja de Kaldur con un ángulo y la empujó hacia abajo, Kaldur quedó expuesto y Jonathan lo golpeó con el pomo en el estómago.
Kaldur perdió el aire y cayó de rodillas.
Jonathan no lo dejó recuperarse. Se acercó y lanzó un golpe horizontal que Kaldur apenas alcanzó a bloquear, pero la fuerza lo hizo deslizarse por el piso.
Kaldur gruñó, levantándose como pudo.
-Mira que ponerte así solo porque mencioné a Damian... -Jadeó por aire -.Debes estar desesperado por su apro–
Jonathan avanzó en seco y lo embistió con el hombro, Kaldur cayó de espaldas con un golpe brusco.
Antes de que pudiera levantarse, Jonathan apoyó un pie firme en su pecho y le colocó la katana en el cuello.
-Por lo que veo, no soy yo quien muere porque Damian tan siquiera reconozca que existe
-El ya sabe que existo
-Sí, como un error... -Apretó el agarre al ver la expresión de Kaldur -.Si alguna vez intentas hacer algo estúpido... Yo mismo te mataré ¿Quedó claro? -Retiró la katana y sonrió tiernamente -Que bueno que nos entendamos -Mira al suelo y ve el agujero -Uy... ¿Dami me va a regañar?
-Maldito psicópata -Jonathan volvió a adoptar su mirada fría, pero cuando volteó a ver a Aqualad se dió cuenta de un detalle importante, Damian estaba ahí, recargado del marco de la puerta y sonriendo levemente.
-Dami... -Jonathan puso expresión de perrito regañado. Damian tomó impulso y empezó a caminar hacia ellos.
-Ya escuchaste, babosa de mar, fuera
-¿No viste que-
-¿Qué lo provocaste? ¿Que barrió el piso contigo? -Se cruzó de brazos -.Sí, lo ví, ya, fuera -Kaldur chasqueó la lengua y se fue.
Damian caminó hacia Jonathan quien mantenía la mirada baja, lo tomó de los hombros y este lo miró.
-Doy por concluido tu entrenamiento, tal parece que si puedes sobrevivir sin mi
-¿No estás enojado?
-¿Por qué? ¿Por qué le pateaste el trasero a un atlante sin usar tus poderes? -Se alzó de hombros -.Eso solo demuestra que mi entrenamiento da frutos
Jonathan sonrió ampliamente y lo abrazó, Damian correspondió a su abrazo, aferrándose más de lo normal, sentía alivio al ver qué Jon podía solo, pero no cambió el peso que sentía al tener que dejarlo.
Simplemente se dió cuenta en ese instante, no era que tuviera miedo de que Jonathan no se las arreglara sin él. Era que él mismo le tenía apego.
«Maldito niño idiota»
-Dami... ¿Algo pasa?... Tus latidos–
-¿Que te dije de escuchar mis latidos?
-No puedo evitarlo...
-... Lo sé...
«Y aún no se cómo decírtelo... No va a destrozarte a ti... Me va a destrozar a mí»
-¿Me dirás qué pasa? -Damian negó con la cabeza -.¿Puedo seguir abrazandote? -Damian asintió -.Ay Dami... ¿Es porque sigues preocupado por tu aroma?... No te preocupes, sé que Tim encontrará una solución y entonces volveremos a patrullar como antes
-... Sí, tienes razón -Se apartó del abrazo y vió la sonrisa radiante de su amigo -.No tengo de que preocuparme -Damian dejó que la verdad se atascará en su garganta.
Y la maldición empezó una vez más.
