Cherreads

Chapter 7 - “Preparativos para lo Desconocido”

El humo todavía se elevaba desde los restos calcinados de la capital cuando el presidente llegó a la zona donde atendían a los heridos. Su ropa estaba sucia, manchada de polvo y sangre ajena. Sus manos temblaban, pero su voz no podía darse el lujo de hacerlo.

—Quiero… —tragó saliva—. Quiero un equipo de búsqueda. Ya.

Los cazadores presentes se giraron hacia él.

—¿Hacia dónde, señor? —preguntó un capitán.

El presidente miró alrededor hasta encontrar al chico que había sobrevivido junto a Kael.

—Dime otra vez —le pidió con una voz cargada de desesperación—. ¿Dónde fue que ese… genio los llevó?

El chico señaló hacia el horizonte, lejos de la capital.

—A una casa… una cabaña vieja, perdida entre las montañas del sur. Estoy casi seguro que era ese lugar.

El presidente asintió sin dudar.

—Organicen un escuadrón de rastreo. Nivel A. Nadie por debajo. No sabemos qué está escondido ahí.

Los cazadores se miraron entre sí; algunos tragaron saliva.

—Enseguida, señor —respondieron.

Mientras ellos se preparaban, llegaron noticias desde otras naciones. Comunicados urgentes, mensajes codificados, alertas rojas.

Por primera vez en décadas, el mapa político del mundo temblaba.

—Señor presidente… varios países quieren comunicarse con usted. Dicen que… ellos también sufrieron ataques. Antes que nosotros. Pero no estaban seguros de lo que era.

El presidente cerró los ojos, con rabia contenida.

—Así que… no fuimos los primeros.

—No, señor. Y… quieren unirse.

El presidente abrió los ojos lentamente.

—¿Unirse?

—Sí. Formar una alianza temporal y… planear una expedición hacia el exterior de la Antártida. Dicen que lo que sea que nos atacó… viene de allá.

Todos los cazadores que escuchaban se quedaron en silencio.

Tiempo atrás ya había existido un intento.

Una expedición improvisada, sin recursos.

Todos murieron antes de avanzar siquiera unos kilómetros.

Nadie le dio importancia… hasta ahora.

Pero con la capital destruida, con criaturas emergiendo del suelo y seres regenerándose como si fueran inmortales… ya no podían ignorarlo.

—¿Cuándo planean el viaje? —preguntó el presidente.

—En un año —respondió el cazador que leía el comunicado.

—¡¿Un año?! —estalló alguien del equipo—. ¡Para entonces esa cosa podría atacar otra ciudad!

—Eso mismo respondieron los otros países —dijo el cazador—. Así que… cambiaron la fecha. El viaje partirá… en cinco meses.

El silencio fue absoluto.

—Cinco meses… —repitió el presidente—. Reúnan a los cazadores. Pero esto será confidencial. Solo ellos deben saberlo. Ni un ciudadano más debe enterarse. El pánico sería un desastre.

Los cazadores fueron convocados en secreto.

Entre ellos, el grupo de Kael.

—¿Nivel C a A? —preguntó uno, confundido.

Un cazador veterano rió con cansancio.

—¿En serio no lo saben? Es básico. Todos empezamos en nivel C. Si quieres ascender, tomas exámenes de ascensión. De D a C. De C a B. Y de B a A.

El grupo se miró sorprendido.

—¿Podemos tomar esos exámenes? —preguntó Kael.

—Cuando te recuperes, sí. Si crees poder sobrevivirlos.

Kael apretó los dientes, con rabia, tristeza y determinación.

—Lo haré. Necesito encontrar a mi tío. No me importa lo difícil que sea.

Sus compañeros lo observaron en silencio… hasta que uno de ellos habló.

—Kael… —dijo la chica del grupo—. Creo que… hasta aquí llego yo.

Él la miró confundido.

—¿Qué dices?

—Yo solo entré a los cazadores para ahorrar dinero y estudiar. Quiero ser maestra, Kael. Y esto… —miró alrededor las camillas, los cadáveres cubiertos, el humo— esto no es para mí.

Otro del grupo levantó la mano.

—Yo quiero ser dibujante —dijo con una pequeña sonrisa triste—. Y con lo que gané… creo que puedo al fin intentarlo.

El tercero suspiró.

—Yo quiero ser científico. Y después de ver todo esto… investigar monstruos desde un escritorio me suena muy bien.

Kael los escuchó con la mirada baja.

Sus amigos. Su pequeño equipo.

Los compañeros que había conocido...

ya estaban tomando nuevos caminos.

—Supongo que… —Kael respiró hondo—. A partir de ahora seguiré solo.

—No estás solo —respondió la chica, abrazándolo—. Solo… vas por otro camino.

Muy lejos de la capital, más allá del alcance de cualquier radio o mapa conocido, en una isla gigantesca perdida en el océano…

Un portal negro se abrió en medio de un bosque antiguo.

Erian fue el primero en salir.

Completamente intacto.

Regenerado.

Con una sonrisa tranquila.

Detrás de él caminaron dos de las sombras humanas, aún con los ojos vacíos.

Entre ellos, las dos hijas del presidente, amordazadas y con lágrimas en los ojos.

Y más adelante, en una zona completamente despejada, esperaba la sombra más grande.

La misma que habló con el alcalde antes de matarlo.

—Llegaste —dijo la sombra, su voz resonando como un eco en un túnel.

Erian empujó a las chicas al suelo. Ellas lloraron, temblando.

—Fue sencillo —dijo Erian—. La capital cayó como una hoja seca.

La sombra negra levantó uno de sus brazos nebulosos.

Tres piedras flotaban alrededor de él, girando: una marrón, una roja y una blanca.

—Tierra. Fuego. Aire.

Tres de seis… —susurró la sombra—.

Falta poco para abrir el camino al Mundo Intermedio.

Erian sonrió.

—¿Y luego?

—Luego… —la sombra se inclinó hacia las chicas, que se encogieron del miedo—. Todo será devorado.

El viento aulló entre los árboles.

Las piedras vibraron.

Y un temblor recorrió toda la isla.

Un paso más hacia la catástrofe final.

More Chapters