Cherreads

Chapter 6 - Capitulo 4

Habían pasado ya casi dos meses desde que Rowan llegó a aquel nuevo mundo.

Con Lyra a su lado, los atracos se volvieron parte de su rutina, aunque jamás logró acostumbrarse al nudo en el estómago que le provocaba cada robo.

Después de su primer golpe exitoso en la mansión, Lyra insistió en que necesitaban objetivos más grandes si querían ganar lo suficiente para vivir de verdad.

-Si seguimos robando casas pobres, solo estaremos sobreviviendo -dijo Lyra mientras ajustaba sus guantes-. Pero si apuntamos más alto... podríamos dejar esta vida pronto.

Rowan dudó.

-¿Qué tan alto?

Lyra sonrió apenas, con esa expresión confiada que siempre llevaba.

-Castillos. Nobles. Gente que no notará si pierden una joya o dos.

Rowan tragó saliva. Aquello no sonaba a simple hurto, sino a una sentencia de muerte.

Pero Lyra tenía razón. Trabajando honradamente nunca tendría suficiente. Robando lo "pequeño", tampoco.

Aun así, tras varias noches de entrenamiento, aceptó.

Primer castillo

El primer castillo era mediano, con guardias cansados y rutas vigiladas a medias.

Lyra estudió los patrones durante días. Rowan la acompañó en silencio, memorizando cada sombra, cada puerta, cada punto ciego.

La noche del atraco, todo salió sorprendentemente bien.

Entraron por una ventana alta, cruzaron pasillos silenciosos y robaron un cofre pequeño lleno de monedas y joyas.

Cuando escapaban por los jardines, Rowan sintió por primera vez la adrenalina de un golpe perfecto.

-¿Lo ves? Te estás volviendo bueno -susurró Lyra con una sonrisa.

Rowan no supo si sentirse orgulloso o más culpable.

Segundo castillo

El siguiente golpe fue más difícil. Guardias más atentos, muros más altos, perros vigilando.

Pero Lyra era demasiado astuta como para fallar fácilmente.

Había noches en las que, mientras esperaban escondidos entre arbustos, Rowan veía la luna y la forma en que iluminaba el rostro decidido de su compañera. No podía evitar pensar en lo diferente que eran.

Ella robaba para vivir.

Él robaba porque no tenía más remedio.

Sin embargo, el segundo atraco también fue exitoso. Más arriesgado, sí, pero rentable.

Al volver al pueblo, Lyra lo empujó con suavidad del hombro.

-Te dije que podrías hacerlo.

Rowan solo sonrió débilmente, pero en su interior sabía que estaban tentando demasiado a la suerte.

Tercer castillo

El tercer castillo era distinto. Grande. Vigilado. Armado hasta los dientes.

Incluso Lyra lo notó.

-Este... es más complicado -admitió ella con los labios tensos-. Pero el tesoro que guardan vale por diez golpes normales. Con esto podríamos descansar meses.

Rowan sintió un mal presentimiento que le apretaba el pecho.

Pero asintió.

-Está bien. Solo... volvamos vivos.

-Siempre -respondió Lyra.

Esa noche, la luna estaba oculta entre nubes pesadas.

Escalaron las murallas con sigilo, moviéndose entre sombras.

Entraron por una abertura cerca del techo, cayendo suavemente en una sala oscura.

Durante unos minutos, todo pareció ir bien. Rowan tomó algunos objetos de valor y Lyra se adelantó hacia la bóveda.

Entonces lo escucharon.

Un estruendo.

Voces.

El sonido repentino de una puerta abriéndose violentamente.

-¡ALTO AHÍ!

Lyra se congeló un segundo antes de intentar huir. Rowan corrió hacia ella, pero vio cómo dos guardias la interceptaban.

Uno la sujetó del brazo con fuerza.

-¡Lyra! -gritó Rowan.

-¡Corre, Rowan! ¡VETE! -chilló ella mientras forcejeaba.

Rowan dudó un segundo, ese segundo fatal que cambió todo.

Quiso correr hacia ella... pero había demasiados guardias.

La vio clavando su mirada en él, llena de miedo y furia.

-¡CORRE! ¡AHORA!

Rowan apretó los dientes y huyó por un pasillo lateral.

Los pasos de los guardias retumbaron detrás de él.

Corrió por corredores interminables, bajó escaleras, saltó por una ventana estrecha y cayó a la hierba húmeda.

-¡DETÉNGANLO! -gritaban.

Se adentró en el bosque, esquivando árboles, respirando con dificultad.

Los guardias seguían sus pasos, pero cada vez más lejos.

Creyó poder escapar.

Pero entonces escuchó uno de los gritos más fríos que jamás había oído:

-¡LANZA!

Rowan apenas tuvo tiempo de darse vuelta.

Un guardia, a tan solo cinco metros, lanzó una lanza con ambas manos, con toda su fuerza.

Todo ocurrió en un parpadeo.

El impacto fue brutal.

La lanza le atravesó la espalda, saliendo por su pecho.

El aire escapó de sus pulmones en un jadeo ahogado.

-Agh... ¡A-Ah...! -Rowan cayó de rodillas, temblando.

Los guardias se acercaron, revisaron lo que llevaba encima.

Le arrancaron las bolsas con joyas, monedas y objetos.

Lo miraron por última vez.

-No durará -dijo uno de ellos.

-Déjalo. Ya está muerto.

Se retiraron sin más, perdiéndose entre los árboles.

Rowan quedó solo en el suelo, boca arriba, con la punta ensangrentada de la lanza brillando en la oscuridad.

Su respiración era débil, entrecortada, caliente y dolorosa.

Las lágrimas le nublaron la vista.

-Ay... ayúdenme... -susurró.

Su voz no llegó a ningún lado.

Miró las estrellas tambaleantes sobre su cabeza.

Pensó en su familia.

En su hogar.

En su vida antes de todo esto.

-¿Qué... hice...? -murmuró-. ¿Por qué... terminé así...?

El dolor era insoportable. La sangre le calentaba el pecho.

Sentía cómo sus manos temblaban, cómo la vida comenzaba a escaparse de su cuerpo.

-No quiero... morir así... -sollozó, con lágrimas cayendo por sus mejillas.

Gritó una vez más, desesperado, sabiendo que nadie vendría.

-¡A-Ayuda...! ¡Por favor... por favor...!

El bosque respondió con silencio.

Un silencio frío, indiferente.

Rowan quedó allí, solo, tirado entre hojas húmedas, sintiendo cómo su conciencia se desvanecía poco a poco...

Hasta que todo se volvió oscuro.

Siguio gritando pidiendo ayuda...una ayuda que talves no llegara.

More Chapters