Cherreads

Chapter 5 - Capitulo 3.5

La mañana apenas tocaba el borde de los tejados cuando Rowan apareció caminando por el sendero principal de la aldea. Llevaba su ropa más normal: pantalones sencillos, una camisa de lino algo desgastada y un abrigo ligero que le ocultaba mejor la complexión. Cada vez que regresaba, se cambiaba rápido antes de entrar al pueblo. Nadie debía sospechar de sus actividades nocturnas.

Los aldeanos ya lo reconocían, aunque él nunca buscaba llamar la atención.

-Buenos días, Rowan -saludó un leñador mientras cargaba un tronco enorme.

-Buenos días -respondió él, esbozando una media sonrisa.

Los saludos eran simples, pero le daban una sensación extraña... como de pertenecer a un lugar que no era suyo.

Un par de pasos más, y escuchó risas infantiles. Antes de girar, ya sabía lo que venía.

-¡Rowan, Rowan, mira esto! -gritó un niño, corriendo hacia él con una rama en la mano como si fuera una espada.

-¡Te dije que él volvería hoy! -añadió otro, tratando de imitar una postura heroica.

Rowan respiró hondo. Los niños siempre lo encontraban.

-¿Qué están haciendo tan temprano? -preguntó mientras dejaba su bolso en el suelo.

-Estamos practicando peleas, como las que tú haces en tus viajes -anunció el mayor con una sonrisa amplia.

-Yo no peleo tanto -contestó Rowan, pero los niños no parecían creerle.

-¿Nos enseñas a trepar otra vez? -preguntó una niña mientras tiraba suavemente de su abrigo.

Él miró alrededor. Nadie parecía molesto.

-Solo un rato. Pero nada de subirse a los techos esta vez.

Los niños celebraron con un grito mientras lo arrastraban hacia un árbol grande cerca de la plaza. Rowan les mostraba cómo apoyar los pies, dónde colocar las manos, cómo mantener el equilibrio. Nada peligroso, cosas básicas que él aprendió por necesidad.

Mientras ellos se turnaban para subir, Rowan se sentó bajo la sombra del árbol. La niña más pequeña, una que siempre parecía seguirlo con la mirada, se acercó con algo en las manos.

-Rowan... -dijo tímidamente-. Hice esto para ti.

Extendió una pulsera tejida con hilos rojos y azules. No tenía adornos lujosos ni metales, solo nudos y paciencia infantil.

Rowan parpadeó, sorprendido.

-¿Para mí?

Ella asintió con fuerza.

-Es un amuleto. Para que no te pase nada cuando desapareces por días.

Él la tomó con cuidado. No recordaba la última vez que alguien le regaló algo sin pedir nada a cambio.

-Gracias... la cuidaré -dijo con voz más suave de la que esperaba.

-¡Rowan! ¡Es tu turno de atraparnos! -gritó otro niño desde el árbol.

Rowan se puso de pie.

-Muy bien, prepárense -respondió, y los niños corrieron entre risas.

Por unos minutos, la aldea parecía un pequeño refugio lejos de todo lo que realmente era su vida.

Esa tarde, cuando el sol caía, Rowan caminó hacia las afueras del pueblo. Sentía en el bolsillo la pulsera que aún no se atrevía a ponerse. Allí, bajo los árboles más densos, lo esperaba Lyra.

Ella estaba apoyada contra un tronco, con los brazos cruzados y una bolsa llena a sus pies.

-Llegaste tarde -dijo sin siquiera mirarlo-. ¿Otra vez con los niños?

-Es inevitable. Me encuentran -respondió él, encogiéndose de hombros.

Lyra bufó, divertida.

-Deberías tener más cuidado. Si sospechan algo, se acabó nuestra zona segura.

-No les doy razones -replicó Rowan-. Y jamás les robaría.

-Sí, sí, ya sé. "Ladrones, pero con principios". -Lyra se puso una capa oscura-. Bien, ¿estás listo? Hoy iremos a un depósito de mercancías. Más guardias, más riesgo... y mejores pagos.

Rowan asintió.

-He estado practicando. Ya no hago tanto ruido al abrir cerraduras -comentó mientras revisaba sus herramientas.

Lyra arqueó una ceja.

-Eso espero. La última vez casi te descubren porque tosiste.

-Tenía polvo en la garganta -respondió él, molesto.

-Excusas. -Ella sonrió-. Vamos.

La noche cayó como una manta pesada. En la parte trasera del depósito, dos guardias hablaban distraídos. Rowan y Lyra observaban desde un muro bajo.

-Tú entras por la ventana alta -susurró Lyra-. Yo distraigo al guardia de la izquierda.

Rowan tragó saliva. Hace unos meses habría temblado. Ahora, respiraba profundo, calculaba, esperaba.

-Entendido -murmuró.

En cuanto Lyra lanzó una piedra que hizo ruido lejos de allí, uno de los guardias se alejó. Rowan corrió, saltó y se impulsó hacia la ventana como si lo hubiera hecho un centenar de veces. No se estrelló, no resbaló. Su cuerpo respondió de forma más precisa que antes.

Dentro, el depósito estaba lleno de cajas y cofres. Rowan abrió dos, eligió solo lo valioso. Aprendió a reconocer falsificaciones. Aprendió a tomar solo lo que los comerciantes no extrañarían de inmediato.

Cuando volvió a reunirse con Lyra, ella silbó.

-Nada mal para un ex-mantequero torpe.

-He mejorado -respondió Rowan con una media sonrisa.

-Eso creo.

Regresaron al bosque, donde revisaban el botín bajo la luz tenue de la luna.

-Rowan -dijo Lyra de pronto-. Has cambiado. Antes temblabas cuando oías pasos. Ahora analizas, eliges, actúas.

Rowan se quedó en silencio un segundo.

-Supongo que tenía que hacerlo. Si no aprendo... no sobrevivo.

Lyra se rió suavemente.

-Te volverás mejor que yo si sigues así.

Él negó con la cabeza.

-Solo sigo tu ejemplo.

Hubo un momento de calma. El viento movía las ramas. No había peligro a la vista.

-Mañana vuelves a la aldea, ¿verdad? -preguntó Lyra.

-Sí. No puedo quedarme demasiado tiempo fuera. Empiezan a preguntar.

-Tienes talento para vivir dos vidas -comentó ella mirándolo de reojo.

Rowan bajó la mirada hacia la pulsera que llevaba en la mano.

-Ojalá pudiera quedarme solo con una.

Lyra no dijo nada, pero por primera vez lo vio con una expresión distinta: mezcla de respeto... y un poco de preocupación.

-Vamos, principiante -dijo al final-. Terminemos el conteo.

Rowan guardó la pulsera con cuidado. Mañana volvería a la aldea, sonreiría, jugaría con los niños... y luego regresaría a la noche, donde las sombras lo esperaban.

Esa era su vida. Al menos por ahora.

More Chapters