Pensativo, tampoco sabiendo cómo abordar su situación, recuerda la trama del manga para tomar su decisión.
—No podemos hacer nada aquí, tampoco tengo dónde caerme muerto, mucho menos acercarme a Asuka. ¿Hada Neko, podemos ir al pasado ahora?—.
—Hm, no habría problemas, pero ¿no crees que si tendrías este problema, hubiera sido mejor que hubieras pedido aparecer años atrás?—.
—... no lo pensé—.
Dejando escapar un profundo suspiro al ver que su primer error era no haber planificado como corresponde y solo pensó como gallina sin cabeza.
—¿Y qué piensas hacer una vez que lleguemos al pasado? nya—.
—Ya que en ese tiempo no había conocimiento de las chicas mágicas y los Deisas, podré robar un banco para obtener el dinero para vivir—.
—Lo primero que harás es robar un banco, ¿es en serio?, nya—.
—Muy en serio, aunque trabajara como mula, no conozco a nadie en este país…—.
—Se te ocurrió una idea o algo así, nya—.
—Algo así, más en concreto una película llamada 'Regreso al futuro 2'. Vamos a una biblioteca primero—.
—¿Y qué piensas hacer en una?, nya—.
—Ya lo verás—.
—Espera nya… ahora sí vamos, nya—.
—¿Qué estás haciendo?—.
Preguntó Ikki al sentirse extraño tener un peluche parlanchín sobre su cabeza.
—No tienes que preocuparte por mí, estoy cubriendo mi cuerpo con magia para desaparecer de la vista humana, nya—.
—O-oh, puedes hacer eso—.
—Pues claro, no por nada, soy tu soporte escogido por el sistema, nya—.
Aumentando la confianza al tener un compañero en el cual apoyarse, Ikki sale de los arbustos, salta la veranda con suma facilidad y comienza a bajar las escaleras.
En un viaje de unos cinco minutos de caminar, solo teniendo que seguir a la gente para llegar a la calle principal y no tan lejos, una estación donde iba la mayoría de la gente sin auto propio.
—Ya está anocheciendo, es mejor apresurarte, que las bibliotecas no atienden tan tarde, nya—.
Murmuró Hada Neko.
Asintiendo, apresuró el paso, pero tampoco sabiendo dónde ir, se acercó al guardia de la estación.
—Disculpe, buenas noches, estoy un poco perdido, pero ¿sabe dónde puedo encontrar una biblioteca?—.
—Sí, buenas noches. Está un poco lejos, pero si vas corriendo, puede que alcances antes de que cierren; solo ve largo, después de tres cuadras giras a la derecha pasando la primera calle, caminas a la derecha una vez y ahí encontrarás una pequeña biblioteca—.
—Muchas gracias—.
Siguiendo el camino que le indicó el guardia de seguridad de la estación, Ikki encuentra la tienda en la calle transversal, oculta.
—Uf, uf, aha, me cansé de correr, por suerte todavía está abierta—.
—Vamos apúrate, no queremos que cierren por tardar tanto, nya—.
—Lo sé, no te agüites tanto—.
¡Timbre!.
Cerrándose la puerta a su espalda, Ikki respira hondo, dejando que el olor a libros llenara sus pulmones, para acercarse a un hombre canoso detrás del escritorio.
—Buenas noches, ¿tiene en stock algún libro de resultados deportivos de diez años hacia atrás?—.
—... Mira la tercera sección—.
—Uaaahh, qué actitud más molesta tiene este hombre, nya—.
—...—.
No diciendo nada, pero estando de acuerdo con Hada Neko, con una actitud déspota del hombre, Ikki comenzó a revisar cada libro hasta encontrar uno.
—Oí ya pienso cerrar, mejor lárgate o llamo a la policía por allanamiento de morada—.
—... Hada Neko, puedes mostrarle una ilusión—.
—Nya, quieres robar el libro—.
—Sí, no pensaba hacerlo, pero me está irritando mucho este hombre, puedes hacerlo—.
—Déjamelo a mí, nya—.
Saliendo de la pequeña biblioteca, antes de que se cierre completamente la puerta, Ikki alcanzó a escuchar.
—Tch, tanto tiempo y no compras nada, qué dolor de culo administrar este destartalado sitio—.
Si antes hubiera tenido sentimientos al ser la primera vez que roba, desapareció y contento miró el libro de pasta roja en sus manos.
—Con este libro seré millonario en el pasado. Bien, hada Neko, volvamos al pasado—.
—Ou, primero volvamos al monte Takao, no debería ser muy diferente del pasado y no tendremos que preocuparnos mucho de que alguna cámara nos grabe, nya—.
—Tienes razón—.
Volviendo por el camino que vino, sin muchos problemas Ikki se infiltró entre los matorrales; solo podía escucharse las hojas muertas al caminar y el cantar de los bichos que copulan en la noche.
—Aquí estamos bien; ahora para viajar al pasado y regresar necesitamos un ancla para volver, nya. Antes de poner el ancla dime en qué año vamos a dirigirnos, nya—.
—Unos doce años, tú eliges la fecha, haz que sea de mañana—.
—No habrá problema, nya. Ahora Ikki, transfórmate—.
—¿Transformarse?, a todo eso cómo lo hago, ese sistema me dijo que iba a darme el brazalete blanco de Kampfer—.
—Me olvidaba de ese detalle, perdón, nya—.
Saliendo algo de la nada, Ikki presenció cómo el brazalete ondulaba el espacio sobre la cabeza de Hada Neko, moviéndose a la velocidad de la luz, para darse cuenta de que la tenía en su muñeca.
—... no me la puedo quitar—.
—Una vez que la tengas puesta, es imposible sacarla, nya. Por cierto, el brazalete es invisible a las personas sin magia, así que no debes preocuparte de que alguien pueda verlo, nya—.
—Oh, qué conveniente, y cómo me transformo—.
—Dirige tu mente al brazalete, está reaccionará y listo, nya—.
—O-okey…—.
Alzando su brazo, dejando que el brazalete blanco toque su frente, cerró los ojos para concentrarse.
-Mmmm, no siento nada, ¿me habrá mentido Hada Neko o necesito más práctica?-.
—Vez es fácil—.
—Eh—.
Sonando la voz de una mujer, Ikki no entendiendo de dónde venía, se gira y siente un peso extra en el pecho, el cual nunca había sentido. Bajando la mirada, se encontró con dos montículos empujando la blusa blanca.
—¿Qué son estas cosas…? ¡!—.
Pasmado no sabiendo cómo reaccionar al tocar el pecho de una mujer. Pero al igual que un joven en su adolescencia, con las hormonas alteradas, sus manos comenzaron a masajear sus senos.
—Deja esas cosas para otro momento, ahora pon tu mano en mi cabeza, nya—.
—¡Espera un minuto!—.
Exclamó apenas pudiendo calmar su emoción, que crecía, al igual que su curiosidad.
—No tengo mi manzana, además así es como se siente tener falda, increíble—.
—Puedes dejar para otro momento la inspección de tu cuerpo—.
—Espera, espera unos minutos… jo, jo, qué suavidad—.
Sonrojada con una sonrisa agraciada por su belleza que la hacía resaltar con más alegría, si la apariencia de una glamorosa adolescente que apenas cursaba su adolescencia no estuviera con una mano manoseando sus pechos, arrugando la blusa de su uniforme de marinero y con la otra su trasero.
—E-esta suavidad, solo la puedes encontrar majando la masa para pan, ¡pero esto va más allá!. Textura, calor, firmeza, así es como se siente tocar el cuerpo de una chica—.
¡Golpe!
—Deja de distraerte, y vámonos pronto, nya—.
—S-sí—.
Respondió lánguidamente como si de un niño se tratara, después de haber sido golpeado por el hada Neko en la cabeza.
—Pon tu mano sobre mi cabeza que yo me encargo, nya—.
—Está bien—.
—Deja de hacer pucheros, podrás manosearte todo lo que quieras cuando lleguemos, nya—.
—No he dicho nada—.
—Se te ve la cara de ganoso, nya—.
—Ku…—.
No habiendo forma que pudiera contradecirlo cuando era cierto, las manos le picaba de curiosidad por conocer su nuevo cuerpo.
—A ver, al igual como te transformantes, nya—.
—Okay—.
Cerrando los ojos, ponía su mano sobre la cabeza de Hada Neko, Ikki que no sentía nada más allá de lo normal, pronto sintió cómo un calor se generaba de su vientre y escapaba por su brazo.
—Bien, aquí estamos—.
Abriendo los ojos al escuchar la confirmación de Hada Neko, se dio cuenta de que estaba bañada por su propio sudor, al igual que una fatiga repentina.
—Kub… hada neko, es normal que sienta mi cuerpo más pesado—.
—Bueno, es más que normal, te he quitado más de la mitad de tu maná, para abrir el portal y de la misma forma poner el ancla que estará conectada a tu brazalete, nya—.
Mirando su brazalete blanco, Ikki se da cuenta de que una cadena transparente estaba conectada a una estaca, de igual transparente, enterrada al suelo y de la cual había un charco de agua brillante que se arremolinaba.
—E-este es el portal para ir al pasado—.
—Exacto, con esto no tendremos que preocuparnos de perdernos al regresar y solo tendremos esta realidad, nya—.
—¿A qué te refieres con perdernos?—.
—Perdernos es perdernos, ya que estamos viajando al pasado; nunca se sabe qué consecuencia podría ocurrir y podríamos quedar varados en un mundo paralelo a este en el que ninguna chica mágica haya sobrevivido o, de la misma forma, todas hayan vivido, como también están que no pudieron vencer a los Disas y se hicieron con este mundo, nya—.
—Glub… lo entiendo ahora, ¿y qué pasa si perdemos esta cadena?—.
—No hay de qué preocuparse, nya, aunque estemos en el pasado, no quiere decir que fuera lo mismo aquí, nya. A lo mucho estaríamos para mañana primera hora, nya—.
—Veo, ¿y qué hacemos ahora?, ¿saltó al portal o tenemos que hacer más preparativos?—.
—Salta, nya—.
Dijo Hada Neko, agarrándose del hombro de Ikki, que dudaba en saltar.
—¿Qué estás esperando, nya?, salta—.
—Ya voy… jei—.
Cerrando los ojos, apretando sus manos delicadas, igual que un lindo conejito, saltó, dejando escapar un adorable pequeño grito.
Desapareciendo toda presencia, dejando solo el portal que comenzaba a achicarse hasta desaparecer como si no hubiera existido desde un principio, dejándolo solo la estaca con la cadena transparente tensa, traspasando la tierra a simple vista.
{Doce años atrás}.
{Tokio-Prefectura de Hachioji}.
Lugar: Monte Takao. Hora 7:31 AM.
—Guaaaaaaaa…. cof, cof, cof, guaaaaaa—.
—Vamos, vamos, vomita todo lo que puedas, nya—.
Encontrándose en un estado deplorable, Ikki que había vuelto a su apariencia de chico, se encontraba arrodillado vomitando todo lo que tenían en su estómago, mientras hada neko le daba unos golpecitos en la espalda y le explicaba.
—Lo siento, pero esto es algo común por primera vez, náuseas, vómitos y cansancio—. Puedes recostarte ya que son los síntomas de haberte quedado sin maná.
—Cof, cof, cof… jo-joder se siente como la primera vez que tome con los primos. Puedo preguntar ¿pero esto no pasa con ninguna pastilla?—.
—No, nya. No es algo que el cuerpo humano ordinario pueda solucionarlo, es un proceso lento para que recuperes el maná, como ya lo habrás notado cuando hayas utilizado cada onza de tu energía volverás hacer hombres, nya. Por cierto, ¿cómo te llamaré cuando seas mujer?—.
Desganado en querer responder, los párpados pesados, al igual que su cuerpo, como si llevara un saco de arroz en sus hombros.
Recostándose en otro árbol, alejado de sus vómitos, deja que su conciencia se vaya.
—¡Oí muchacho!, ¿oí te estoy llamando, chico, que te pasó?—.
—Ughhh, me du-duele la cabeza—.
—Despertó, ¿muchacho, cómo te llamas?, ¿qué hacías tirado?—.
—¿Sabes cómo te llamas?, ¿dónde vives?—.
—Dejen de hablar, me va a estallar la cabeza—.
Respondió gimiendo, agarrándose la cabeza, Ikki con algo de fuerza abre los ojos y lo primero que ve, es el uniforme de policía.
—¡!...—.
Mirando por todos lados, se da cuenta de que ya no estaba en el bosque, si no en una cama, el techo blanco con lámparas de tubo, el olor a desinfectante típico de las clínicas y hospitales.
—¿Dónde estoy?, ¿quiénes son ustedes?—.
—Koki Yoshida de la policía, también de la policía, el oficial…—.
—Takashi Fujita, ¿nos puedes decir qué fue lo que te sucedió?, ¿cómo te llamas?—.
—Ikki Sakurai…—.
-Shi, shi, inventa una excusa, unos monjes llamaron a la policía cuando te vieron botado y ahora estás en el hospital, nya-.
—Sakurai-kun, ¿me puedes decir qué fue lo que pasó?, ¿por qué estabas embotado a las faldas del monte Takao?—.
—Yo- yo- yo no recuerdo… Lo último que tengo memoria es que alguien me preguntó por la dirección y todo se volvió borroso—.
-¡¡Número uno de casos de robo y secuestro en mi país, escopolamina!!-.
No teniendo que actuar porque su condición todavía estaba débil por haber sobrepasado en utilizar su magia.
—Recuerdas algo, cómo era la persona que se te acercó—.
—Lo siento, estaba de espalda cuando me preguntaron, solo recuerdo que era un hombre joven por su voz—.
—Entendemos…—.
Viendo salir a un policía que se había olvidado su nombre, mira al hombre de cuerpo ancho, sin barba, cabello corto casi rapado, viéndose todavía joven, no pareciendo muy viejo.
—Disculpe, ¿cómo se llamaba?—.
—O si, Takashi Fujita y mi compañero Koki Yoshida, una pregunta más… Tienes algún familiar con el que podamos contactar—.
-Oi ahora que contestó!-.
—No te preocupes, el sistema ya sabía que algo así podría ocurrir, solo repite lo que voy a decirte, nya—.
-¿En serio?-.
No creyendo que podría lograr el hada neko por sí mismo, pero no podía dudar, ya que con el sistema, las posibilidades eran amplias. Mientras escuchaba los susurros del hada neko que estaba en su hombro, Takashi consideró.
—Te dejaré descansar un poco más, luego vengo—.
—No, no tengo problema… so-solo que perdí a mis padres en un accidente automovilístico, vivo solo en la casa que me dejaron mis padres y del seguro de vida—.
—Siento mucho escuchar eso—.
—Gracias, pero eso ya pasó. Ahora estoy más preocupado por el dinero en mi cuenta; de seguro esos malditos, uch—.
—Trata de descansar, recuéstate, todavía debe estar afectando lo que sé que te pusieron esos delincuentes; por ahora dame tu cédula y el banco para informar lo que está pasando—.
—S-sí, gracias, el número es…—.
Retirándose Takashi, Ikki no le queda acostarse en la cama del hospital con el hada neko recostado en la almohada.
—¿En serio tengo cuenta bancaria y una identidad?—.
—Pues claro, el sistema fue el que generó con la cantidad y como sabía que ibas a viajar al pasado, te dio una identidad, como si en verdad hubieras nacido en este mundo—.
—Qué increíble—.
—Ya despertaste—.
No reconociendo la voz de un hombre, Ikki a punto de sentarse, la mano de un hombre lo empujó de nuevo a que se acueste.
—Soy el doctor Shojo Akiyama, ya me llegó el resultado de tu sangre—.
—¡¿me sacaron sangre?!—.
—Era lo único que podíamos hacer, has estado durmiendo por un día entero, también te pusimos suero puedes ver la marca en tu muñeca—.
Revisando su muñeca se dio cuenta que había marca del esparadrapo y el pinchazo en su vena.
—A ver, según los resultados, fuiste víctima de escopolamina—.
—¿Scapola que?—.
—No me sorprende que no hayas escuchado hablar de ella, es inusual en Japón, pero no eres el primer caso—.
Entre idas y vueltas en la explicación del doctor, el dolor que le sacaran el catéter del pene, que no se dio cuenta hasta que se lo mencionaron, también que, aunque los ladrones pudieron sacar una alta suma de dinero, ya que era domingo, los bancos cerrados y tampoco podía hacer transferencias de mucho dinero por ser menor de edad.
—Así que esta es mi casa—.
—Te dejamos, que descanses, con la denuncia realizada podremos atrapar a los tipos que te drogaron—.
—Muchas gracias por traerme oficiales—.
Despidiéndose de Takashi y Koki, ya que después de poner la denuncia y ver las cámaras de vigilancia, no pasarían muchos días hasta que cogieran a los malhechores y recuperaran los papeles de identidad, si no es que están botados en algún sitio.
—¿Cómo entró Hada Neko?—.
—Déjamelo a mí, ya lo abro, nya—.
Viendo desaparecer a Hada neko, Ikki mira a los alrededores donde había más casas de dos pisos y jardín, además de que estaba en una zona un poco inclinada.
Entrando al cerramiento que estaba cercado con rejas un poco oxidadas, mirando a los alrededores, se da cuenta de que la mala hierba estaba creciendo, de no haber dado mantenimiento. Yendo a investigar el pasillo que llevaba al patio, el sonido del seguro de la puerta se escucha.
—¡Ya puedes entrar, nya!—.
Abriendo la puerta, lo primero que nota es que estaba vacío. Sin quitarse los zapatos porque no tenía la costumbre, como lo haría un japonés normal, abre la primera puerta, pero era solo un servicio limpio de paquete. Encontrándose la escalera que llevaba al segundo piso, seguida por la lavandería, más adelante del pasillo; una sala conectada con la cocina, que salía al patio a través de un ventanal.
Revisando la casa, que constaba de tres habitaciones, dos servicios y una bañera. Pero todo estaba limpio, constando de poco mueble en la sala, los anaqueles con algunos juegos de platos y vasos.
—Bueno, esta es la casa que se preparó para ti, ¿te gusta, nya?—.
—Pregunta—.
—Dime nya—.
—¿Si no hubiera viajado al pasado esto?—.
—Lo hubiera tenido de igual manera, esta casa, nya—.
—¿Por qué hace tanto ese sistema por mí?, ¿no debería bastar con los deseos?—.
—Yo tampoco lo sé nya. Pero ya que te dieron una casa gratis, un poco de dinero que gastar no es algo bueno, así ya no tendrás que robar un banco—.
—Todavía estoy en aprietos, no tengo dinero para comer, lo único que me toca es ir al banco, pero ya me dijeron que estaba congelada la cuenta hasta tres días laborables que me la descongelan. Aprecio la casa, pero hubiera estado mejor si tuviera algo de comida—.
—Nya, lo que ya está, hecho está, nya. Por ahora vamos a planificar que haremos de ahora en adelante, cuál era la razón de venir al pasado, nya—.
Entendiendo que Hada Neko necesitaba una explicación por la cual había decidido venir, le comenzó a contar.
—Es muy fácil, verás, una de las protagonistas es Tamara Volkova tiene una hermana que fue asesinada en estos tiempos, así que pensé, si salvo a la hermana mayor, podría acercarse mucho más a Tamara en el futuro cuando regrese—.
—Guah…—.
—Tienes un problema con lo que dije—.
—No nada, nada de nada, solo pensé que era un brillante plan, nya—.
—Bueno, sé que es un plan muy pobre; primero, no sé dónde viven ahora Tamara y su hermana mayor, Rusia, por otra parte, no es un país pequeño, necesito encontrarla antes que la maten o por lo menos saber la hora de su muerte para regresar una vez más al pasado para salvarla—.
—Por eso decidisteis venir ocho años antes de que todo pasara, nya—.
—¡Exactamente! {tos}, además te tengo a ti, ya que sabemos que Tamara es una chica mágica, su mana es mucho más alto; debería ser evidente para ti—.
—Si bueno, no es una tarea tan difícil si solo tengo que buscarla, pero creo que tardaremos mucho si la buscamos de pueblo en pueblo y ciudad en ciudad, nya—.
—¿Qué propones?—.
—Primero dejemos de lado la búsqueda por unos días, hasta que tu maná se recupere, nya. Por lo general es rápido, igual a recobrar el aliento, pero como gastaste hasta la última gota de maná, será un poco más lento—.
—¡¡¡¿Dónde está mi comida?!!!—.
—¡¡Kyaaaa!! ¡¡No me pegues más, por favor!! ¡Duele, ya no me pegues!—.
—¡¡Maldita inútil!! ¡¡¡Trabajo todos los días y ni siquiera puedes tener mi comida hecha!! ¡¡Inutil, buena para nada, tengo que hacer todo en esta casa para que funcione!!—.
Deteniendo la conversación al repentino grito, objetos rompiéndose, Ikki y Hada neko mirándose por unos segundos, se acercaron a la ventana para ver de dónde venían las voces.
—Tch, Japón no es muy diferente al resto del mundo, siempre habrá estos tipos de hombre—.
—Es la naturaleza humana tener a alguien sumiso y abusar de ello porque piensa que le pertenece. ¿Qué haremos?, seguimos con la conversación o vamos a comer algo, nya—.
—Mmmm, no creo que quiera seguir la conversación con este escándalo y no tengo mucho apetito, aunque deja mucho que desear la comida del hospital, me lleno. Oye, hada Neko, si vas a ver lo que pasa en esa casa—.
—Eeeeh no quiero, nya—.
—Vamos. Vamos, hada neko, no digas eso, estoy seguro de que también quieres saber—.
—Nyaa, no sabías que era un chismoso, Ikki, nya—.
—Solo ve—.
—Sí, sí—.
Viéndolo irse, Ikki esperó mientras escuchaba el forcejeo, los gruñidos y la voz histérica de la mujer que se detenga, pero que el hombre no escucha las súplicas.
—¡¡Esto es malo, Ikki, nya!!—.
—¿Qué pasó?—.
—Le están haciendo puré a esa mujer, ese hombre la va a matar, nya—.
—¡!... la policía—.
—Antes que lleguen la va a matar, nya—.
—Los vecinos—.
—Nadie quiere meterse—.
—¡¡Maldita sociedad!!. Va-vamos hada neko, puede que si detenemos el problema la mujer me deba un favor—.
—Así se habla, nya—.
Actuando de forma interesada, no con la empatía que necesitaba una persona para esos casos, Ikki salió de su casa detrás de Hada neko, dándose cuenta de que donde venía la pelea era la de al lado.
—¡Apúrate Nya!—.
Entrando deprisa, no teniendo que forzar la puerta que estaba medio abierta, Ikki entrando, lo primero que ve es una sala grande donde todo estaba desarreglado por la pelea que continuaba; en el piso se podía ver a una mujer bañada en su propia sangre; ya ni siquiera se podía ver su cara y un hombre de media edad encima.
—¡¿Quién eres?!. ¡¡Cómo te atreves a entrar a mi casa!!—.
—...—.
No respondiendo, se acercó a paso lento; el hombre de mediana edad se paró y con sus puños con sangre cargó contra Ikki lanzando un puñetazo.
-Qué raro, porque todo se siente en cámara lenta; mi cuerpo, en cambio, se siente muy ligero como pluma, toda la fatiga se ha ido-.
Ikki experimentaba el distintivo sentido de un Kampfer; que en alemán significa guerrero de élite.
Viendo cómo el hombre de media edad se acercaba, Ikki solo se apartó, dejando que pasara de largo con el puño extendido hacia donde estaba ante el rostro de Ikki, mientras el ponía su pie.
—¡¡Guaaa!!, ¡¡Duele, maldita porquería…—.
No escuchando las tonterías que salían de esa boca, Ikki procede a pisarle la cabeza lo suficientemente fuerte para que se escuchara como si una bola de boliche golpeara las piezas de madera.
—... mmm llamemos a la policía—.
—Si, nya—.
Tomando el celular de la víctima después de rebuscar en sus bolsillos, la policía no tardó en llegar junto a una ambulancia, llevándose a la mujer, mientras Ikki daba la versión de los hechos a los oficiales.
