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Chapter 8 - capitulo 8 huída hacia lo desconocido

⭐ EPISODIO 8 – “HUÍDA HACIA LO DESCONOCIDO”

Cargando a Eiden

El episodio abre con caos.

La cámara muestra un bosque oscuro, las hojas vibrando con pasos pesados.

Max corre llevando a Eiden en la espalda, completamente inconsciente, con raspones, golpes y respiración inestable después de forzar la técnica de no-respiración.

Detrás, Riku y Lia lo siguen como pueden, mirando hacia atrás con terror.

—¡Vienen más! —grita Riku, jadeando—. ¡Yo pensé que solo eran cinco! ¿De dónde salieron veinte más?

Lia lo golpea con un cachetazo seco en la nuca sin siquiera mirarlo:

—¡Porque sos un idiota! ¡Obvio que iban a pedir refuerzos!

—¡Ay! ¿Para qué me pegás? ¡No dije nada malo!

Max no dice una sola palabra. Solo corre. Sus pasos son tan suaves que parece deslizarse por el suelo. Cada vez que un tronco cae o un soldado grita a lo lejos, Max no se inmuta.

Riku y Lia notan que ni siquiera está respirando agitado.

Mientras corren, un soldado a lo lejos activa un cuerno de alerta.

—¡Los tengo! ¡El chico de la respiración prohibida está herido! ¡CIÉRRENLE EL PASO!

Riku grita:

—¡NO, NO, NO, NO! ¡QUE NO NOS CIERREN NADA!

Lia lo arrastra del brazo para que acelere.

Max finalmente habla por primera vez:

—Si no se callan… los van a escuchar más fácil.

Su voz es fría, sin emoción, pero no agresiva.

Riku pone cara de “me metieron un sermonazo”.

—Ok… perdón… señor ninja misterioso salvavidas…

Cachetazo de Lia.

—¡Shhh!

Los soldados siguen acercándose, rompiendo ramas, lanzando órdenes, iluminando el bosque con linternas de cristal energético.

Max siente a Eiden moverse débilmente en su espalda.

—Ngh…

—Tranquilo —dice Max sin mirarlo—. No te despiertes todavía.

Riku murmura:

—¿Cómo que “no te despiertes”? ¿Qué clase de cosa dramática fue esa?

Lia lo vuelve a golpear:

—¡Riku, basta!

La escena siguiente sube de tensión.

Los tres llegan a un barranco enorme. El río abajo ruge como una bestia. No hay puente.

—Oh no —dice Riku—. No. No. No… ¡YO NO ME TIRO AHÍ NI LOCO!

Max, serio:

—No vamos a tirarnos.

Riku suspira aliviado.

—Ah, ok menos mal…

Max lo empuja suavemente para atrás, toma distancia, flexiona las piernas…

—Vamos a saltar.

Riku:

—¿¡QUEEEEEEEEEEEEEEEEE!?—

Max corre y pega un salto imposible, cruzando el barranco con Eiden en la espalda como si pesara aire.

Suevos, la capa negra de Max se eleva, su silueta en la luna parece la de un cazador nocturno.

Lia queda impactada.

—¿Pero quién… es este tipo?

Riku mira el vacío.

—Ok… esto no es normal… pero si me tiro me muero… pero si me quedo me matan… aghh—

Lia lo empuja del brazo con enojo.

—¡VAMOS, RIKU!

Corren juntos, saltan… y apenas logran cruzar agarrándose de una raíz. Max, desde la otra orilla, estira una mano para ayudarlos sin esfuerzo.

Cuando ya todos están a salvo, Max mira hacia atrás.

Los soldados quedaron atrapados del otro lado, gritando frustrados.

—¡Los perdimos por ahora! —dice Riku jadeando.

Max, sin emoción:

—No. Solo ganamos tiempo.

La cámara se aleja mostrando el bosque, el barranco enorme, y los soldados preparando equipos para seguirlos.

La escena abre en un lugar completamente diferente al bosque.

Una cabaña vieja, hecha de madera negra, oculta entre árboles retorcidos.

Hay un fuego suave en el centro, iluminando apenas las paredes. Se escucha la lluvia afuera.

Eiden abre los ojos lentamente.

Su visión está borrosa. Respira agitado, pero siente un paño húmedo en la frente.

—¿Dónde… estoy?

Riku pegando un salto:

—¡EEEIDEEEEEN! ¡ESTÁS VIVO! ¡PENSÉ QUE TE HABÍAS MUERTO Y QUE ME IBAN A CULPAR A MÍ!

Lia le pega un golpe seco en la nuca.

—¡Deja de gritar! ¡Lo vas a asustar!

—¡Ay! ¡Otra vez!

Eiden sonríe un poco, débil:

—Riku… Lia… ¿Están bien?

Lia suaviza la expresión.

Se sienta a su lado, cruza los brazos como si no le importara… pero sí le importa.

—Estamos bien porque un idiota decidió usar una técnica suicida sin saber cómo controlarla.

Eiden baja la mirada, dolido.

—Lo sé… pero… no podía ver esa injusticia. No podía quedarme quieto…

Riku se sienta a su lado, serio por primera vez:

—Bro… eso fue muy valiente. Idiota, pero valiente.

Eiden ríe suave.

—¿Dónde estamos?

La voz de Max corta el aire.

—En un refugio mío. Está lejos de los caminos. No nos encontrarán por ahora.

Eiden gira la cabeza.

Max está sentado en una esquina oscura, afilando una especie de cuchillo negro.

La luz del fuego ilumina apenas sus ojos.

Eiden intenta incorporarse, pero su cuerpo tiembla. Max lo detiene con un gesto firme.

—No te levantes. Tu cuerpo está al límite.

Eiden traga saliva, nervioso.

—Gracias… por salvarme.

Max no responde de inmediato.

Termina de afilar el arma, la guarda y recién ahí habla:

—No lo hice por ti.

Riku abre la boca indignado:

—¿¡Eh!? ¿Cómo que no!?

Lia lo calla con un golpe.

—¡Shh! Escuchá.

Max continúa:

—Vi injusticia. Y… no tolero ciertos abusos de poder. Eso es todo.

Eiden lo mira fijamente.

Ese “eso es todo” suena a que hay más… mucho más.

Pero no pregunta. Siente que si presiona, Max se cerrará más.

Eiden vuelve a bajar la mirada.

—Igual… yo solo quería ayudar… pero fui tan inútil… no sirvo de nada…

Silencio.

Riku se acomoda incómodo. Lia aprieta los puños.

Eiden nunca habla así, y escucharlo duele.

Max se levanta. Se acerca despacio. Se para frente a Eiden.

—Débil sí. Inútil no.

Eiden levanta la vista sorprendido.

Max sigue:

—No es la fuerza. Es la intención. Ya vi a muchos fuertes escapar… y a muchos débiles quedarse a luchar.

Tú te quedaste.

Eiden se queda congelado, sin saber cómo responder.

Riku y Lia abren los ojos muy grandes.

¿Max acaba de elogiar a alguien?

Lia insiste con su tono suave:

—Eiden… estás mejorando. Solo… no te castigues por no ser perfecto. Tenés corazón. Eso vale más que cualquier poder.

Riku asiente exageradamente:

—Es verdad. Yo vi tu salto. Parecías… ¡una ardilla poseída por un dios! O algo así.

Lia le pega otro golpe.

—¿¡Por qué!?

—¡Porque sos tonto!

Eiden ríe un poco.

Esa risa rompe la tensión.

Max se da vuelta.

—Descansen. En unas horas nos iremos.

No podemos quedarnos aquí por mucho tiempo.

Riku traga saliva.

—¿Cómo que “nos iremos”? ¿A dónde?

Max no responde.

Lia frunce el ceño.

—Eiden… creo que este tipo tiene un plan.

Eiden intenta hablar, pero se queda dormido de nuevo, agotado.

La cámara se aleja mostrando a Max mirando la lluvia caer por una ventana rota.

Sus ojos parecen recordar algo.

Un pasado que no piensa compartir todavía.

El fuego en la cabaña se va apagando lentamente.

Riku y Lia vigilan la puerta mientras Max revisa sus armas.

La lluvia ya se volvió apenas una llovizna.

De repente, Riku rompe el silencio:

—Che… Max, pregunta seria. ¿Cómo alguien como vos pelea así?

Lia lo mira de reojo.

—Riku… no seas imprudente…

Riku levanta las manos:

—¡No, no! Es una pregunta lógica. ¡El tipo saltó un barranco, derrotó a diez Titanes él solo y ni se despeinó!

Lia, suspirando:

—Bueno… un poco de razón tenés.

Max sigue sentado en silencio unos segundos.

Esa pausa incómoda hace que Riku casi explote.

—¿¡Y bien!? ¿Qué sos? ¿Un ninja? ¿Un monstruo? ¿Un capitán secreto? ¿El hijo perdido de un Top?

Lia lo golpea tan fuerte que lo deja en el piso.

—¡CÁLLATE!

Max finalmente habla:

—No soy nada especial.

Riku, desde el piso:

—Ah, sí, claro… ¿y yo soy el Top 1 entonces?

Max levanta la mirada. Sus ojos ocultan algo más profundo.

—Hay una razón por la que peleo. Pero no es algo que necesiten saber ahora.

Lia cruza los brazos, incómoda.

—¿Entonces por qué nos ayudaste?

Max deja sus armas a un lado y se pone de pie.

—Porque ustedes no vieron nada. Lo que ocurrió en esa ciudad… es apenas una sombra de lo que este mundo es realmente.

Riku traga saliva.

—¿Más… fuerte todavía? ¿Más loco?

Max asiente.

—Los Soldados Titanes son solo la base del poder de los Tops. Ellos son los soldados de élite. Uno solo ya es un problema para una ciudad entera.

Y detrás de ellos vienen los Tenientes… los Generales… los Comandantes… y finalmente las Manos Derecha e Izquierda de cada Top.

Lia baja la mirada.

—Entonces… ¿la gente común no tiene oportunidad?

Max responde sin dudar:

—No.

Pero algunos decidimos luchar igual.

Riku abre los ojos sorprendido.

—¿Luchar… contra ellos? ¿Cómo? ¿Con qué?

Max aprieta los puños.

—Con lo que tengamos. Con lo que podamos. Con la voluntad de no dejarnos pisar.

Lia da un paso hacia él, seria.

—¿Estás diciendo que estás… en una resistencia?

Max no lo confirma.

Tampoco lo niega.

—Digamos… que no me agradan los Tops. Ni el mundo que construyeron.

Riku se sienta lentamente, shockeado.

—O sea que… ¿lo que vimos en esa ciudad fue normal?

Max lo mira directo a los ojos.

—Fue suave.

Riku siente un escalofrío.

Lia intenta comprender:

—¿Y por qué nos contás esto?

Max se da vuelta hacia la ventana.

La lluvia cae en gotas pequeñas, pero cada una hace eco en la cabaña.

—Porque si siguen viajando… lo verán con sus propios ojos.

Y porque ese chico…

Mira a Eiden, aún dormido.

—Ese chico tiene algo diferente. Algo que no muchos tienen.

Riku se levanta alarmado.

—¿¡Qué tiene!? ¿¡Un poder oculto!? ¿¡Una marca maldita!? ¿¡Un contrato demoníaco!? ¿¡Un—

Golpe de Lia que lo deja doblado.

—Lo que tiene —dice Max, sin moverse— es un corazón que no se rompe fácil.

Y en este mundo… eso es más raro que cualquier poder.

Lia mira a Eiden con una mezcla de ternura y tristeza.

—Sí… él siempre intenta ayudar… aunque no pueda.

Max asiente.

—Por eso lo ayudé. Pero no piensen que pueden confiar en cualquiera.

Este mundo está podrido… desde los Tops… hasta los caminos que pisan.

Silencio.

De pronto, la mirada de Max se endurece.

Se acerca a la puerta.

—Ya vienen.

Riku se paraliza.

—¿¡Quiénes!? ¿¡Los Titanes!? ¿¡Los soldados!? ¡¿Los Tops?!—

Lia lo vuelve a golpear.

—¡CALLATE, RIKU!

Max baja la mano a la empuñadura de su arma.

—Prepárense. En este mundo… nadie descansa por mucho tiempo.

La cámara muestra fuera de la cabaña:

Sombras moviéndose entre los árboles.

La tensión dentro de la cabaña aumenta cuando Max se queda quieto, con los ojos cerrados, como si escuchara algo lejano.

Riku traga saliva.

—¿Esos pasos… son enemigos?

Lia ya levanta la mano para golpearlo.

—Si gritás una más, te juro que—

Max levanta una mano para que se callen.

—No. No son soldados.

Son… los míos.

Riku y Lia se quedan mudos.

Las sombras se acercan desde el bosque.

Dos figuras emergen entre los árboles:

• Una mujer de pelo corto plateado, armada con dos dagas. Ojos fríos.

• Un hombre corpulento con un brazo mecánico, cubierto con un abrigo largo.

Los dos entran a la cabaña sin pedir permiso.

—Max —dice la mujer—. Pensamos que estabas muerto. El ruido de Titanes moviéndose hacia este sector nos preocupó.

El hombre del brazo mecánico mira rápido a Eiden en el suelo.

—¿Quién es este chico? ¿Lo rescataste? ¿Otra vez metiéndote donde no debés?

Max suspira.

—Lo explicaré después. ¿Qué pasó?

Los dos nuevos intercambian miradas.

La mujer se adelanta.

—Noticias de la capital del continente de Uroshan… el territorio del Top 4.

Tenemos un problema.

Max aprieta la mandíbula.

—¿Qué tipo de problema?

El hombre responde:

—El Top 4… empezó una purga.

Lia se queda rígida.

—¿Una qué?

El hombre continúa:

—Está ordenando arrestos masivos. Ciudades enteras están bajo toque de queda. Los Titanes están arrastrando civiles.

Hay rumores de que alguien importante desapareció… y que se viene un conflicto grande.

Riku sube las cejas.

—Ah bueno… ¿y qué es exactamente un “Top”? Porque están hablando como si fueran dioses o algo así.

La mujer y el hombre se miran sorprendidos.

La mujer:

—¿No saben… qué es un Top?

Riku levanta la mano como un alumno perdido.

—¿Deberíamos…?

Lia lo golpea, pero más suave esta vez.

Max respira hondo.

Se agacha, toma una ramita del suelo y dibuja en la tierra húmeda.

—Está bien. Si van a viajar… necesitan saberlo.

Dibuja un círculo grande, dividido en cuatro regiones.

—El mundo está dividido en cuatro continentes principales.

Y cada continente está gobernado por un solo individuo: un Top.

—¿G-gobernados? —pregunta Riku—. ¿Como reyes?

Max niega con la cabeza.

—No.

Los Tops son más que reyes. Son los individuos más poderosos de cada continente.

Su palabra es ley.

Su ejército es absoluto.

Y su autoridad se respeta por miedo, no por respeto.

La mujer agrega:

—Cada Top controla un sistema entero de jerarquías:

Soldados → Titanes → Tenientes → Generales → Comandantes → Mano Izquierda → Mano Derecha.

El hombre del brazo mecánico completa:

—Y todos ellos responden solo al Top. Nadie más.

Riku queda pálido.

—¿O sea que… lo que vimos en esa ciudad… era solo… la base?

Max asiente.

—Sí.

Esos eran solo Titanes ordinarios.

Ni siquiera estaban entrenados del todo.

Lia suspira.

—Entonces… este mundo es peor de lo que imaginábamos.

Max los mira serio.

—Sí.

Y eso que vieron… no es nada comparado a lo que ocurre en las capitales de cada continente.

La mujer vuelve al tema principal.

—Max… tenemos órdenes.

La resistencia está pidiendo que vuelvas a la base cuanto antes.

Si el Top 4 inició una purga… entonces los demás Tops podrían seguirlo.

Riku da un salto.

—¿¡Los DEMÁS!? ¿Cuántos son!?

Max mira a Eiden dormido por un momento.

Luego responde con una calma que da miedo:

—Cuatro.

Uno por cada continente.

Uno más peligroso que el otro.

Silencio total.

La lluvia vuelve a golpear el techo.

La mujer mira a Max.

—No trajimos buenas noticias… lo siento.

—Hicieron lo correcto —dice Max.

El hombre observa a Riku y Lia.

—¿Y ellos? ¿Y el chico herido?

Max cierra los ojos.

—Ellos… vienen conmigo.

Al menos por ahora.

Lia abre los ojos sorprendida.

Riku también… pero parece más feliz que confundido.

La mujer frunce el ceño.

—¿Los vas a proteger?

Max:

—No.

Pero tampoco los voy a dejar morir.

Las pantallas de la base subterránea parpadean y aparece un reportero en un estudio destruido, respirando rápido, con el sudor cayéndole por la frente. La señal se corta varias veces.

REPORTERO (temblando):

"Última hora… La Capital Central del Continente del Top 4 acaba de entrar en estado de emergencia total…"

Detrás de él, explosiones lejanas. Gente corriendo.

La imagen se llena de interferencia, vuelve…

REPORTERO:

"Se ordenó una evacuación inmediata… Se rumorea que el Top 4 está por iniciar una ‘purga estratégica’… pero el gobierno niega—"

La señal se corta definitivamente.

Silencio.

Los compañeros de Max se miran con el alma helada.

Compañero 1:

—¿Purga… estratégica?

Compañero 2:

—¿Qué… qué significa eso?

Nadie responde.

Incluso Max traga saliva, sin palabras.

La cámara corta a un pasillo oscuro en la Capital.

Un mensajero avanza nervioso hasta una puerta enorme hecha de metal negro.

MENSAJERO (con la voz quebrada):

—Mi señor… tengo un reporte. Todo va según lo planeado. La resistencia quedó aislada… y los civiles están entrando en pánico, como usted predijo.

La puerta no se abre.

Solo se ve la sombra del Top 4, sentado en un trono sencillo, inclinado hacia adelante.

La luz roja detrás de él lo vuelve aún más imponente.

Una ligera risa se escapa.

TOP 4 (voz tranquila y fría):

"Perfecto… entonces el siguiente movimiento será… entretenido."

La sombra inclina la cabeza, como si sonriera.

Pantalla a negro

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