⭐ capitulo 10 – “ANTES DE LA TORMENTA”
La habitación estaba en silencio. Solo el sonido constante de las máquinas y el leve goteo del suero llenaban el aire. Riku roncaba sobre una silla incómoda, con la boca abierta y un hilo de baba colgando. Lia, en cambio, se mantenía despierta, sentada al borde de la cama, vigilando cada respiración de Eiden.
Entonces, los dedos de Eiden se movieron.
Lia se incorporó de golpe.
Lia:
Eiden… ¿me escuchás?
Los ojos del chico temblaron un instante antes de abrirse lentamente. La luz lo cegó y un dolor seco cruzó su pecho, recordándole el ataque. Pero lo primero que vio fue la expresión de alivio en el rostro de Lia.
Eiden (débil):
¿Dónde… estamos?
Riku se despertó de un salto.
Riku:
¡ESTÁS VIVO! ¡VIEJO, PENSÉ QUE IBA A TENER QUE ESCRIBIR TU FUNERAL O ALGO ASÍ!
Lia lo agarró de la oreja.
Lia:
¡Callate, idiota! ¡Lo vas a asustar!
Eiden intentó incorporarse, pero Lia lo sostuvo por el hombro.
Eiden:
¿El Top…? ¿Qué pasó después…?
Lia bajó la mirada un instante.
Lia:
Max nos salvó. Estamos en su base.
Y vos… vos casi no la contás.
Eiden cerró los ojos. De pronto, en su mente apareció el recuerdo del Top usando un 1% de su poder… una simple presión de aire que casi lo destruyó. Sintió miedo. Miedo real.
Pero también sintió otra cosa.
Eiden:
…no quiero… que nadie más muera por mi culpa.
Lia lo miró sorprendida. Esa frase… no era algo que él diría antes. Había un brillo distinto en su mirada: dolor, sí, pero también determinación.
Riku:
Bueno, bueno, tranquilo héroe. Primero tenés que poder caminar sin caerte, después vemos lo demás.
La puerta se abrió.
ENTRA MAX
Max se detuvo al ver a Eiden despierto. No dijo nada al principio. Solo lo observó, con una mezcla de cansancio, alivio y algo que parecía… miedo.
Max:
Finalmente despertaste.
Eiden intentó sonreír, pero su cuerpo le dolía demasiado.
Eiden:
Gracias… por salvarnos.
Max se cruzó de brazos.
Max:
No me agradezcas nada. Sos débil. Te lanzaste a morir sin pensar.
Y… me cansé de perder gente por culpa de los que se creen invencibles.
Lia frunció el ceño, pero Max la detuvo levantando una mano.
Max:
…Pero también vi otra cosa en vos.
Vi que no sos un ladrillo vacío.
Vi que, aunque seas inconsistente… tenés algo que no muchos tienen.
Eiden lo miró con curiosidad.
Max:
Tenés corazón.
Y por eso… quizás todavía valés la pena.
Silencio.
Incluso Riku dejó de respirar un segundo.
Max suspiró y miró hacia la puerta.
Max:
Descansá. Falta poco para que todo se vaya al infierno.
Mañana empezás a entrenar. Y no voy a tener piedad.
Eiden tragó saliva.
Max estaba por irse cuando Eiden dijo, con voz débil pero firme:
Eiden:
Max…
¿vos… también perdiste a alguien?
Max se detuvo en seco, sin darse vuelta.
Un segundo lleno de peso.
Max:
Dormite, Eiden.
No todos los dolores son tus asuntos.
Y se fue.
Lia y Riku intercambiaron miradas. Eiden, aún débil, apretó los puños. Sabía que ese hombre cargaba un pasado mucho más oscuro de lo que mostraba.
La cámara enfoca la puerta cerrándose lentamente, mientras afuera comienzan a sonar alarmas suaves: actividad en toda la base. Hay movimiento. Preparativos. Nervios.
La purga se acerca.
El corredor del refugio estaba lleno de actividad: soldados moviendo cajas, criaturas entrenando, pantallas encendidas, alarmas leves indicando preparación. En medio de todo ese caos, Eiden intentaba caminar… torcido, tembloroso y sosteniéndose de la pared.
Eiden (apretando los dientes):
Puedo… caminar… yo puedo…
Riku (siguiéndolo con un vaso de jugo):
Hermano, ni los zombis caminan tan feo. Te juro que si te ven así te contratan para una película.
Eiden resbaló un segundo. Riku lo agarró del cuello de la campera justo a tiempo.
Riku:
¡LO AGARRÉ, LO AGARRÉ—!
los dos se caen igual
Desde el piso, Eiden rió un poco, aunque con ojos de dolor.
Eiden:
No… estoy bien… tengo… que mejorar…
Riku:
Bro, si mejorar fuera ilegal, vos ya estarías preso. No parás nunca.
Lia se acercó, molesta pero con cariño.
Lia:
Riku, ¡dejalo respirar! Y vos, Eiden… tenés que descansar. Te dijeron que tuviste una hemorragia interna, ¿sabías?
Eiden:
…but tengo que entrenar mañana… no puedo quedarme quieto…
Lia lo miró, suspiró y lo tomó del brazo.
Lia:
Eiden, sos increíble… pero sos un terco.
Si te rompés antes del entrenamiento, Azu te va a usar de alfombra.
Riku:
O de pelotita antiestrés, depende del día.
ENTRA EMILY
Emily apareció en el pasillo con expresión de fastidio, sosteniendo una tabla electrónica.
Emily:
Ustedes tres… ¿por qué siempre parecen sacados de una guardería con esteroides?
Riku:
Porque somos especiales. Como tú, pero más jóvenes.
Emily lo fulminó con la mirada.
Emily:
Por mí, arrancaría el entrenamiento ahora mismo para que lloren sangre.
Eiden tragó saliva, pero dio un paso al frente—doloroso, pero firme.
Eiden:
Yo… yo quiero entrenar. Quiero ser más fuerte.
Por mí… por mis amigos… y por la gente que pueda salvar.
Emily lo miró de arriba abajo. Vio su postura débil, su respiración irregular, las vendas bajo su ropa.
Pero vio algo más:
Eiden estaba temblando… pero sus ojos NO estaban vacíos.
Emily:
…Hmph. Bueno, por lo menos tenés más dignidad que muchos reclutas.
Riku levantó la mano.
Riku:
¿Yo también tengo dignidad?
Emily:
Vos tenés olor a pollo frito.
Riku:
¡¿CÓMO QUE POLLO FRITO?!
(Lia lo empuja para que se calle)
Emily siguió anotando en su tabla.
Emily:
Mañana a las 6 AM empiezan su evaluación. Si sobreviven, pasan al entrenamiento oficial.
Si no… pues, alguien los tendrá que limpiar del piso.
Riku:
Uuuuy, qué motivador. Me encanta su vibra maternal.
Emily lo ignoró por completo y se fue.
EIDEN VUELVE A INTENTAR CAMINAR
Eiden dio otro paso. Dolor.
Otro más. Más dolor.
Pero seguía.
Lia lo observó, con una mezcla de admiración y preocupación.
Lia:
Eiden… ¿por qué te esforzás tanto?
Eiden se detuvo, respiró hondo, y dijo algo honesto:
Eiden:
Porque…
si no cambio yo…
nada va a cambiar alrededor mío.
Ese momento fue tan sincero que dejó a Lia en silencio.
Riku se rascó la cabeza.
Riku:
…bro…
ya me hiciste sentir emociones…
¿podés no hacer eso? No estoy preparado.
Eiden sonrió.
Esfuerzo. Dolor. Pero un corazón decidido.
PLANO CAMBIANDO A MAX
Desde una plataforma superior, Max observaba todo. Apretó los puños sin darse cuenta.
Max (pensando):
Ese chico… va a matarse si sigue así.
…Liam también era igual.
Siente un pequeño pinchazo en el pecho. Una sombra de su pasado.
Max:
Tsk.
No pienso perder a otro.
Mientras Eiden avanzaba lentamente por el pasillo, las luces del refugio parpadearon un instante.
Un aviso sonó.
Sistema:
“Movimiento extraño detectado en las afueras del sector oeste…”
La tensión empieza a subir.
La purga se acerca.
Y no están tan preparados como creen.
La alarma seguía repitiéndose, grave y constante.
Sistema:
“Movimiento extraño detectado… sector oeste…”
El pasillo se iluminaba con luces rojas intermitentes.
Riku tragó saliva.
Riku:
Bueno… eso NO suena a algo normal. Suena a algo que yo no quiero conocer.
Lia:
Obviamente. Todo lo que suena así es peligroso.
Riku:
Exacto.
Por eso yo digo: nos escondemos todos debajo de la cama.
Plan infalible.
Lia le dio un golpe en la nuca.
Riku:
¡Ay!
💥 UN GOLPE SECO contra la estructura
No explosión.
No monstruo gigante.
Pero sí algo fuerte.
Eiden se apoya en la pared, respirando hondo.
Su cuerpo todavía tiene dolor, pero su voluntad sigue ahí.
Eiden:
…eso vino… de afuera.
MAX APARECE
Max dobla la esquina con expresión seria, comunicador en mano.
Max:
Ustedes tres. A sus cuartos. Ahora.
Riku:
¡Pero ni hicimos nada! ¡Te juro que esta vez somos inocentes!
Max:
Ese es el problema: cuando ustedes están “inocentes”, igual pasa algo.
¡Cuartos!
¡YA!
Eiden da un paso.
Eiden:
Max… si necesitan ayuda… yo puedo—
Max (cortante):
No.
Todavía no.
Se nota que no lo dice con desprecio, sino con miedo… miedo a perderlo como perdió a alguien antes.
EN LOS CUARTOS
Los tres entran al cuarto asignado, pequeño y con luz tenue.
Riku está pálido, caminando en círculos.
Riku:
¿Y si es un monstruo? ¿O un loco? ¿O un soldado corrupto?
¿O un perro gigante radioactivo?
¡No estoy listo para nada radioactivo!
Lia se sienta, mirando a Eiden.
Lia:
Te duele… ¿verdad?
Eiden no responde.
Mira sus manos, apretándolas.
Eiden (pensando):
Max arriesgó todo para salvarme…
No quiero quedarme escondido mientras él pelea…
Lia lo mira más profundo.
Lia:
Eiden… sé que querés ayudar.
Pero no tenés que destruirte para hacerlo.
Eiden baja la mirada.
CAMBIO DE ESCENA – SECTOR OESTE
Hay polvo flotando en el aire.
Los detectores vibran, pero no marcan “enemigo de alto nivel”.
Soldado:
Señor… detectamos movimiento, pero no logra entrar.
Puede ser una criatura menor o un explorador enemigo.
Max:
Mantengan armas listas.
No disparen sin confirmar.
Otro golpe.
Más débil.
Como si algo intentara abrir, pero sin suficientes fuerzas.
Soldado 2:
Señor… creo que no es un soldado.
Parece… asustado.
Max frunce el ceño.
Algo no cuadra.
Mira por una rendija.
Una figura pequeña, encorvada, temblando…
¿Un niño?
¿Una criatura herida?
No se distingue bien.
Pero no es un Top.
No es una amenaza mayor.
Max respira hondo.
Max:
Abran solo un poco.
Lo suficiente para ver quién es.
VOLVEMOS A EIDEN
Un nuevo temblor.
Leve.
Controlado.
Eiden intenta ponerse de pie.
Riku:
BRO, ¿a dónde vas? ¡Estás destruido, no seas loco!
Eiden mira la puerta.
Eiden:
No quiero… que Max esté solo.
Riku abre los ojos grande…
eso es tan Eiden que da ganas de pegarle y abrazarlo al mismo tiempo.
Riku:
Hermano… vos sos…
¡vos sos demasiado bueno para este planeta!
Lia suspira.
Lia:
Si vas… yo voy.
Riku levanta la mano:
Riku:
Y yo NO voy—
…bueno sí voy, está bien, ¡pero conste que no quiero!
Los tres se miran…
y dan un paso hacia la puerta.
DECISIÓN
El refugio está inquieto.
Algo o alguien está afuera.
No es un Top… pero sí un presagio de que la purga está cerca.
Y Eiden, aunque herido, no va a quedarse mirando.
¡Perfecto, big!
Vamos con la Opción B: un mensajero moribundo que trae información clave sobre la purga.
Aquí comienza la Parte 4.
⭐ EPISODIO 10 – “ANTES DE LA TORMENTA”
PARTE 4 – “El Mensajero del Ocaso”
El sonido metálico de la compuerta resonó por el túnel.
Los soldados abrieron apenas una rendija, lo suficiente para que entre una ráfaga de viento helado… y una figura temblorosa cayó al suelo.
Era un hombre joven, cubierto de polvo, sangre seca y marcas de quemaduras.
Su respiración era corta, cortante, desesperada.
Soldado:
¡Señor! ¡No es un enemigo, es un humano!
Max se arrodilló de inmediato, sosteniendo al muchacho.
Max:
¡Oye! ¿Me escuchas? ¿Quién eres? ¿Qué pasó afuera?
El joven intentó hablar.
Su voz era como papel rompiéndose.
Mensajero:
E… ellos… vienen…
la purga…
no es un rumor…
Los ojos del chico se abrían y cerraban, luchando por mantenerse vivo.
📍 CAMBIO A EIDEN, LIA Y RIKU
Ellos avanzan por el pasillo, tratando de no llamar la atención.
Riku susurra:
Riku:
Ey… si nos encuentran nos matan.
Si Max nos encuentra nos mata.
Y si Emily nos encuentra nos entierra vivos.
Lia:
Shh.
(Empuja a Riku contra la pared)
Eiden:
Escucho voces… ahí adelante…
📍 REGRESO AL SECTOR OESTE
El mensajero agarra la ropa de Max con las últimas fuerzas.
Mensajero (temblando):
Los… oficiales…
no saben…
no saben que la purga empezará antes…
Max abre más los ojos.
Max:
¿Antes de la fecha prevista?
¿CÓMO SABES ESO?
El muchacho empieza a toser sangre.
Los soldados intentan auxiliarlo, pero su cuerpo no responde.
Mensajero:
Yo… trabajaba en la capital…
escuché… escuché a un teniente hablando…
Dijeron que… hoy probarían…
una “fase cero”…
para medir reacción de la gente…
Los soldados se miran horrorizados.
Max aprieta los dientes.
Max:
¡Maldita sea…!
Thomas tiene que escuchar esto YA.
📍 EIDEN APARECE SIN QUERER APARECER
Eiden dobla la esquina y se encuentra cara a cara con la escena:
– soldados arrodillados
– un joven agonizando
– Max presionando sus heridas
– sangre en el suelo
Eiden se queda inmóvil.
Eiden (susurrando):
…no…
Max levanta la vista, furioso.
Max:
¡¿QUÉ HACÉS ACÁ?! ¡TE DIJE QUE A TU CUARTO!
Riku aparece detrás de Eiden.
Riku:
Perdón, él dijo que quería ayudar y yo dije que era mala idea pero igual vine—
Lia le tapa la boca.
Lia:
…solo queríamos ver si estaban bien.
Max respira profundo, a punto de retarlos… pero el mensajero lo toma del brazo otra vez.
Mensajero:
La purga…
no es solo matar…
Ellos…
quieren probar algo…
algo nuevo…
Max:
¿QUÉ COSA NUEVA?
El chico intenta decirlo.
Abre la boca.
El aire le falta.
La garganta no responde.
Mensajero:
Es…
es…
“Proyecto… A…”
Sus ojos se dilatan.
Su cuerpo cae hacia atrás.
Silencio.
Los soldados bajan la cabeza.
Eiden da un paso adelante, temblando.
Ese dolor… ese miedo… le recuerda algo.
A alguien.
Max cierra los puños, conteniendo una furia tan profunda que casi quiebra el suelo.
Max:
Tomen su cuerpo.
Y preparen un informe.
Esto… no se queda así.
Riku, sorprendentemente serio, susurra:
Riku:
Max…
¿qué es “Proyecto A”…?
Max no responde.
Ni siquiera los mira.
Solo dice una frase, seca, que hace temblar a los tres:
Max:
…Si eso es lo que pienso…
la purga no es el verdadero problema.
Las luces del refugio titilan otra vez.
La tormenta está creciendo.
Y Eiden, aún débil, siente algo profundo en su pecho:
No importa cuánto duela…
tiene que estar listo
